La sindicalización será la solución para latinos en el sur

La noticia de que los trabajadores de la planta de carros Volkswagen en Tennessee rechazaron unirse al sindicato United Auto Workers augura grandes retos para los trabajadores latinos en el sur del país. Después de una campaña contra la sindicalización con tonos racistas, el voto de los trabajadores, en su gran mayoría blancos, muestra una resistencia profunda que dificultará la integración a la ola de nuevos trabajadores de esa región: los latinos.

Ninguno de los cuatro estados con mayor población de latinos, California, Texas, Nueva York y Florida, ha crecido tan rápidamente en sus comunidades hispanas como los estados del sur. Entre 2000 y 2011, ocho de los diez estados con el crecimiento más rápido en los Estados Unidos están en el sur del país: Alabama, South Carolina, Tennessee, Kentucky, Arkansas, North Carolina, Mississippi y Georgia. Los latinos llegan a esos lugares en busca de trabajo, y la gran mayoría de puestos están en sectores donde no llega la sindicalización.

Los trabajadores en Nueva York conocen muy bien las ventajas que trae la sindicalización, especialmente en los beneficios de seguro de salud, días de enfermedad, etc. El Community Service Society concluyó en 2010 que los hogares de bajo ingreso donde hay trabajadores representados por sindicatos tienen más oportunidades para recibir estos beneficios laborales. Por ejemplo, 61% de los gremialistas tienen seguro médico comparado con 37% de trabajadores fuera de la unión.

Pero los estados del sur son netamente anti-sindicales. Y lo hacen con el orgullo y rebeldía que los caracterizó durante la Guerra Civil del siglo 19. Es decir, lo hacen con el racismo latente que llevan en sus venas. El Center for Worker Freedom, un grupo financiado por el movimiento derechista, comparó el intento del sindicato United Auto Workers en Tennessee al ejercito norteño de la guerra civil que peleó para liberar a los esclavos. Exigieron en los medios locales que los trabajadores deben de simular al antiguo ejército del sur, los Confederates, y destrozar al invasor yanqui. Un senador estatal amenazó a los trabajadores en favor del sindicato con la eliminación de ayuda gubernamental para Volkswagen.

Las fuerzas anti-sindicalistas fueron mucho más allá. El mismo Center for Worker Freedom exhibió carteles en las autopistas renombrando el sindicato “United Auto Workers” como “United Obama Workers”. ¿Piensan ustedes que la referencia al presidente negro, en Tennessee, fue pura coincidencia?

En Tennessee tienen razones para temer al United Auto Workers, un sindicato abiertamente liberal y progresista. En los 1960s fue instrumental en apoyar el movimiento de derechos civiles, el boicoteo de los autobuses y la marcha en Washington. Enviaron dinero en apoyo a César Chávez y el sindicato que él fundó, United Farm Workers. Hoy día apoyan a muchos candidatos del partido Demócrata, y están unidos al movimiento nacional para la reforma migratoria.

En Tennessee la compañía Volkswagen no se opuso al sindicato. Sin embargo, los políticos amenazaron a los trabajadores cuando intentaron ejercer su derecho federal a sindicarse. El secretario-tesorero del sindicato, Dennis Williams, supo que algo andaba mal cuando el senador federal Bob Corker se unió a los anti-sindicalistas. “Es inquietante cuando esto pasa en los Estados Unidos, cuando la compañía y el sindicato se unen para asegurar una elección justa”, dijo.

Sí, es inquietante pero era de esperar en el sur del país.

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