Las tres Venezuelas

Les dije que la situación social era una bomba que podía estallar en cualquier momento

La censura de los medios de comunicación en Venezuela fue uno de los temas de protesta en contra del mandatario venezolano.

La censura de los medios de comunicación en Venezuela fue uno de los temas de protesta en contra del mandatario venezolano. Crédito: Humberto Arellano / EDLP

Burbujas

Recibí un amable mensaje de Ricardo Bueno:”Soy venezolano y fui su alumno en el año 1986, cuando usted daba clases y conferencias en la Universidad Loyola Marymount. Me gustaba su posición ante los problemas sociales y politicos. Lamento los problemas de México pero resiento que usted no le dedique tiempo ni cariño a la difícil situación de los venezolanos”.

Amigo Ricardo me da mucho gusto que se haya comunicado conmigo… ¡Cómo pasan los años y usted me parece ser el mismo, demandando hoy como ayer, atención a su país y con mucha razón!

No como justificación, sino como explicación: Michoacán es un problema grave que no se conoce a fondo y al no conocerse solo se dan palos de ciego tratando de resolverlo; no se puede solucionar un problema sin conocerlo. Entre familiares y amigos hay muchos que me son cercanos que viven ahí y me preocupan.

El problema de Venezuela es más grave que el de Michoacán, por causas que vienen arrastrándose y agravándose por años. Debido a un despilfarro político de recursos, Venezuela se convirtió de un país rico a uno pobre y sus pobres en subsidiados votantes. Por experiencia mexicana, un pobre vota por una torta y un sueño.

Actualmente Venezuela está en quiebra y en una situación prerrevolucionaria. Es un pueblo dividido entre los que aun creen que pueden retener algo y se aferran a ello y los que aspiran a tener parte de lo que actualmente ya no existe. Viven un terrible dilema más destructivo entre más se divida al pueblo y más se le reprima. La violencia ha sustituido a la razón. Venezuela tiene una larga historia de presidentes militares y ello con frecuencia condujo a dictaduras aunque le hayan puesto el disfraz de democracia.

La enorme riqueza petrolera se mal usó con fines políticos. Aclaro que la empresa petrolera del estado era la mejor manejada de todas las que conozco… dije: “era”.

Llegué a Venezuela cuando Carlos Andres Pérez iniciaba su segunda presidencia (1989) y el país vivía una crisis económica.

La oficina de Fiesta Americana Internacional estaba en Houston, yo era vicepresidente con la misión de construir y operar hoteles en Sudamérica empezando por Venezuela. Ilusionado salí para allá… Tras una escala en la bella isla de Aruba, aterrizamos en Maiquetía, el aeropuerto que sirve a Caracas, pero que está en la costa, lejos de la altiplanicie donde esta la capital, a la que se sube por una sinuosa carretera. La primera impresión fue desconcertante; Maiquetía era el aeropuerto del desorden con gente muy amable que hablaba a gritos… todos al mismo tiempo.

Salimos con rapidez y me esperaba un auto para llevarme a Caracas a una velocidad admirable… admirable que pudiéramos llegar con vida. Los cerros, antes de llegar estaban totalmente ocupados por casuchas, favelas sin calles y sin servicios que traspiraban pobreza y descuido total. Todo eso tiene que ser resultado de un descuido de décadas… Pocos kilómetros después entramos por bellas avenidas a Caracas con el impresionante y omnipresente cerro El Avila de guardián.

Llegamos al hotel Tamanaco, bella herencia de cuando PANAM volaba todas las rutas a la América del Sur y lo necesitaba para sus pasajeros. Yo estaba muy preocupado y no sabia qué pensar, crear corrientes de turistas y hacer grandes inversiones me parecía riesgoso. Sin embargo, en la junta desayuno del día siguiente, los posibles socios estaban verdaderamente eufóricos con la idea, parecían ser gente feliz. Les hice mis observaciones y les dije que esa terrible disparidad social tan a la vista, era una bomba que podía estallar en cualquier momento.

Se rieron de mi preocupación. “Así ha sido siempre y nunca pasa nada, porque mucha de ‘esa gente’ trabaja en Caracas y les conviene vivir en paz”, me respondieron.

Una paz por hambre y necesidad no es paz… Tras horas de analizar posibilidades de inversión y desarrollo me invitaron a comer a un restaurante, fue mi primer contacto con la estupenda comida italiana que se sirve en Venezuela.

Esa noche al hacer mis notas concluí que había tres Venezuelas, la del alegre desorden tropical, la de la miseria de las enormes colonias de pobreza, y la de la élite de los educados caraqueños con los que estaba tratando y a quienes esas tres Venezuelas les parecía normal.

Fue pasando el tiempo. Estábamos terminando el gran hotel Lagunamar en isla Margarita cuando el 2 de febrero de 1992 Chávez intentó su golpe de estado que fracasó pero lo proyectó al escenario político. Su decir: “Por esta vez” fue un aviso premonitorio…

Es sabido que Hugo Chávez llegó a la presidencia con una ideología socialista que retuvo hasta su muerte tras varias reelecciones, y se la legó a Nicolás Maduro, quien tiene en sus manos una situación prer revolucionaria. Un momento agravado esta semana cuando el líder de la oposición, Leopoldo López, fue culpado de planear un golpe de estado con apoyo de los Estados Unidos (palabras de Maduro) y se le giró orden de aprensión, además de prohibir sus manifestaciones. López, en forma por demás valiente, encabezó una manifestación y se entregó a la justicia. Las consecuencias del asunto Lopez están por verse y mi crítica de los dos últimos mandatarios venezolanos me la reservo para otra ocasión….

Saludos amigo Ricardo.

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