Destino de hospital en Long Island depende de comprador

La fecha límite para la aceptación de ofertas se extiende al 22 de mayo; de no encontrar un nuevo operador LICH cerrará

Nueva York — Pese a su precaria salud, Manny Maldonado (51) se mantiene firme en la defensa del Long Island College Hospital (LICH) y asegura que de cerrarse, los pacientes latinos de Cobble Hill y vecindarios cercanos estarán en riesgo de recibir limitada atención médica.

Maldonado nació en LICH, en 1962, y toda su vida recibió cuidado en esta clínica. Por cuatro generaciones, su familia acude al sanatorio para atenderse desde un resfriado hasta padecimientos más graves.

Hace cuatro años, especialistas detectaron tumores cancerígenos en la cabeza y cuello de Manny, salvándole la vida con un tratamiento oportuno.

“Me niego a dejar de luchar. De clausurarse LICH, tendría que viajar cerca de dos millas al Hospital Brooklyn, sería terrible para mi condición de salud”, dijo el paciente, quien continua bajo observación médica. “No quiero tratarme con doctores que no conocen mi historial, quiero conservar los especialistas que me atienden como si fuera de su familia”.

El sistema SUNY Downstate Medical Center, propietaria de las instalaciones, mantiene una batalla judicial de un año con una coalición integrada por sindicatos, personal médico, pacientes, líderes comunitarios y funcionarios locales. El grupo se opone al cierre y venta de LICH para la construcción de departamentos y oficinas, pero el sistema universitario estatal alega que su mantenimiento implica una pérdida mensual de $13 millones.

En el área, la renta de un estudio es de hasta $2,300 por mes. Maldonado comentó que su vecindario de toda la vida es escenario del fenómeno conocido como gentrificación o desplazamiento.

Hasta ahora, la Corte Suprema del Estado dictó dos órdenes que impiden a SUNY la venta del complejo. El acuerdo judicial mantendría en operación al Hospital Long Island College (LICH), situado en el vecindario de Cobble Hill, Brooklyn.

El grupo opositor al cierre, integrado por el personal médico, grupos comunitarios, sindicatos y pacientes; y el actual operador de la clínica, SUNY Downstate, acordaron un proceso de licitación para buscar un nuevo propietario que garantice mantener las puertas de la clínica abiertas.

El proceso para la aceptación de ofertas cierra el 22 de mayo, mes en que SUNY dejaría de operar el hospital, según el acuerdo revisado por el juez Johnny Lee Byanes.

El convenio fue celebrado por líderes comunitarios y funcionarios electos, que vieron finalizado más de un año de pleitos en los tribunales, pero el juez Byanes advirtió no perder de vista las consecuencias de no conseguir un nuevo operador antes de la fecha límite.

“Si no hay un comprador de buena fe para el 22 de mayo, el hospital cerrará”, sentenció.

El júbilo imperó pese a que el panorama sigue siendo incierto para la clínica. El alcalde Bill de Blasio confió en que tres meses serían suficientes para encontrar un operador que plantee una oferta acertada.

Jill Furillo, directora de la Asociación de Enfermeras del Estado de Nueva York (NYSNA), comentó que si no fuera por la ola de protestas de la comunidad y las acciones del grupo opositor, LICH estaría cerrado.

“Todo el tiempo hemos estado demandando un proceso abierto y transparente que ofrezca una voz a la comunidad en las decisiones que afectan su cuidado médico”, enfatizó. “Nuestro objetivo siempre fue mantener el hospital abierto y encontrar un nuevo operador”.

Alegando una pérdida mensual de $13 millones, SUNY trató durante más de un año cerrar LICH para convertir el complejo condóminos de lujo.

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