Con sabor latino
Casi un centenar de trabajadores preparan cada día unas 300 mil comidas que consumen los estudiantes del LAUSD
Para manejar 650 mil comidas escolares al día y un total de 124 millones al año, el Distrito Escolar de Los Ángeles (LAUSD) necesitaría un batallón de gente que preparara desayunos, almuerzos y hasta cenas, en algunos casos, para todos sus estudiantes.
Pero gracias a la tecnología, el proceso de producción y la pasión de los casi cien empleados latinos del Centro de Nutrición del LAUSD, que trabajan en diferentes horarios de las 4:00 de la mañana hasta a las 11:00 de la noche, es posible preparar comidas saludables a los estudiantes de las primarias y centros de educación temprana construidas antes de 1946 y que no cuentan con una cocina.
Esto con la misión de “nutrir para alcanzar la excelencia académica”, en un ambiente en el que por lo menos el 80% de estudiantes del LAUSD viven en condiciones de pobreza, de acuerdo con David Binkle, director de Servicios Alimenticios del distrito. Además muchos de esos niños viven en hogares donde el promedio de ingresos es de $30 mil al año para una familia de cuatro.
Binkle sabe que los platillos que ofrecen en las escuelas son quizás “la única comida saludable a la que tiene acceso muchos de nuestros estudiantes por día”, indicó el funcionario que tiene a su cargo un presupuesto de $313 millones para alimentar a todos los alumnos de las escuelas públicas de Los Ángeles.
“Sabemos la responsabilidad que tenemos. Yo crecí en esta comunidad y conozco las carencias que existen en los hogares. Me hace sentir muy bien saber que mi trabajo ofrece alimentos a esos niños que quizás en casa no tienen la nutrición adecuada”, expresó Beatriz Aragón, quien labora desde hace 19 años en el centro en el que supervisa la producción.
“Me motiva saber que estamos tratando de educar a los niños a comer cada vez más saludable. Esta comida es la que yo daría a mis hijos y ahora a mis nietos”, compartió la supervisora que el pasado lunes le tocó supervisar la producción del alimento del día: pollo teriyaki con arroz integral, brócoli y zanahorias.
Esto como parte del menú que se planea con dos meses de anticipación y se aprueba cada año escolar en el distrito. Solo este platillo del día requirió de usar 22,500 libras de pollo y unas 10,000 de brócoli fresco.
La línea de producción, conformada por decenas de trabajadores, en su gran mayoría hispanos, coloca a mano la cantidad requerida a nivel federal en onzas de cada ingrediente, a veces un poco más, pero nunca menos, dijo Aragón. Cada minuto ellos completan unos 200 platos, que luego pasan por la máquina que los sella con un plástico.
“La gente a veces comenta que lo que ofrecemos es de baja calidad pero no es así. Estamos muy orgullosos de lo que servimos”, destacó Binkle.
Samuel Viveros, quien lleva 10 años trabajando en este centro, dijo estar contento que la comida que se ofrece a los niños en la escuela es cada vez más saludable.
“Antes pizza, spaguetti, y cosas más grasosas, pero ahora es mucho más saludable y sabrosa. Nosotros los empleados también la comemos”, compartió el empleado.