El Hombre, el Perro y el Bebé

Hoy, en alguna zona en Nueva York una madre conduce su coche en la carretera. No tiene licencia de conducir. No tiene papeles. Tiene sus hijos consigo en el coche. Tal vez una de las luces traseras de su auto no funciona. En el espejo ve un automóvil que parece ser del gobierno. Ella da una vuelta pero el otro coche la sigue, y se viene acercando.

Si acaso alguien la detiene, todo cambia. De repente, la separarán de sus hijitos. Ni las vidas de los chicos ni la vida de la madre regresarán a la normalidad.

Podemos decir que el Departamento de Seguridad Interna (Homeland Security) es el perro y el presidente es el hombre que lo controla con la correa. Él puede permitir que el perro goce de todo lo largo de la correa, como ha hecho dos millones de veces desde su primera elección, o lo puede restringir en sus movimientos.

Durante 6 años el presidente ha dicho que ha aumentado el número de deportaciones para comprobar a los republicanos que le pueden confiar de que, al aprobarse una nueva ley migratoria, la va a hacer cumplir.

El presidente ha dicho que si puede comprobar que le pueden confiar en esto, al fin y al cabo, el Congreso actuará. Pero ya hemos estado esperando seis años y se han deportado a dos millones y el Congreso no toma acción.

El presidente Obama dispone de plena autoridad de ofrecer los mismos aplazamientos que ha ofrecido a los “soñadores”, a sus madres y padres y a las madres y los padres de niños que son ciudadanos de los Estados Unidos. Goza del poder de poner alto a las deportaciones. Él es quien manda en estos asuntos.

No soy clarividente, no puedo detectar lo que está pensando Obama. ¿Será verdad que en realidad ha creído que por el medio de deportar a dos millones iba a convencer al Congreso para que aprobara una reforma migratoria? ¿Acaso lo sigue creyendo, a pesar de que si hoy mismo el Congreso apruebe semejante legislación, legalizando a millones, al fin a Obama no le tocaría implementarlo pues en 2017 sale de la presidencia para ir a hacer lo que hacen los ex presidentes.

No, no puedo ver lo que el Presidente tiene en mente. ¿Ha creído, tal vez, que al deportar a dos millones iba a ofrecer sus puestos de empleo a los desocupados en los Estados Unidos? Tal vez pensaba “Al terminar sus pagos de seguro de desempleo, los ciudadanos desocupados se encontrarán forzados a aceptar los empleos mal pagados de los indocumentados”? Quizás pensaba “hice la decisión de rescatar a los bancos y a la industria de seguros, en vez de promover un programa para crear empleos, y ahora la desocupación es un problema para mí. A esto problema lo voy a resolver deportando a dos millones y utilizando la verificación electrónica para determinar el derecho de trabajar, para hacer disponibles otros millones de empleos”?

Lo único que sé es que cuando nos tratan así, nosotras las madres tenemos que hacer todo lo posible para proteger a nuestros bebés.

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