Más salario mínimo, menos cupones de comida en EEUU

Un estudio de Center for American Progress establece que la subida de $7.25 a $10.10 la hora permitiría que entre tres y 3.8 millones de personas dejen de necesitar el incentivo provisto bajo SNAP

Nueva York – La subida del salario mínimo reducirá de forma significativa la dependencia de los cupones de comida.

En concreto, y según los cálculos del Center for American Progress, un centro de estudios de afinidad progresista, la subida de este mínimo federal de los $7.25 actuales a $10.10 la hora permitiría que entre tres y 3.8 millones de personas dejen de necesitar estos suplementos de comidas conocidos como SNAP. En el caso de la cifra máxima, esto supondría una reducción de estas ayudas para un 9.2% del total que las percibe actualmente.

Este programa podría así bajar sus costes en cerca de $4,600 millones anuales, el 6% de su costo total.

Este es el primer estudio que se hace sobre esta subida y los programas asistenciales para las personas de bajos ingresos. Con él se dan argumentos no sólo a quienes favorecen el aumento de este mínimo salarial a nivel federal, sino también a los que quieren reducir la factura de los programas sociales, pagados por todos los contribuyentes.

El impacto positivo en los cupones de comida es algo que puede compensar la subida del desempleo que la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO en sus siglas en inglés) ha calculado recientemente. Este organismo técnico y no partidista ha estimado que elevar el salario mínimo como el Partido Demócrata y el presidente Barack Obama quiere, podría cobrarse medio millón de empleos. Algunos de estos desempleados podrían terminar necesitando estos suplementos de nutrición.

El CBO también calculó que unas 900,000 personas dejarían de ser oficialmente pobres.

Los programas de cupones de comidas han sido objeto de severos recortes en los últimos meses. El primero fue en noviembre cuando se redujo su presupuesto en $5,000 millones. La rebaja afectó a todos los beneficiarios de este programa que se quedaron con un presupuesto medio de $1.40 en ayudas por cada comida.

En febrero, se produjo un segundo recorte que afectó a 17 estados en los que estos incentivos se concedían a quienes ya recibieran una mínima asistencia pública para pagar la calefacción. Algunos estados como Nueva York, donde los costes de vida son muy elevados, venían usando este doble beneficio para compensar las carencias de los cupones de comida.

Andrew Cuomo, gobernador del estado, el más perjudicado de todo el país por este segundo recorte, ha utilizado recientemente un arreglo legal para mantener estos incentivos.

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