Jerónimo Pires: “Soy producto de Flushing”

Jerónimo Pires no deja que un partido se le escape de las manos.

Jerónimo Pires no deja que un partido se le escape de las manos. Crédito: Suministrada

NUEVA YORK — Nunca pensó que sería árbitro de fútbol y mucho menos asignador en el estado de Nueva York. Jerónimo Pires, más conocido como “Carliño”, llegó a Queens como refuerzo del equipo “Pequeña Colombia”, que jugaba en la Liga Hispanoamericana en la década de los 80s. Meses más tarde ya se encontraba impartiendo justicia como réferi en las canchas del Parque de Flushing.

“Un día se ausentó un árbitro —en aquel entonces sólo dirigía un central— y como yo era rápido, los jugadores se pusieron de acuerdo y dijeron ‘que pite el negro’; los brasileños conocen las reglas de fútbol, sin saber que yo era africano de Cabo Verde”, explicó sobre sus inicios en el arbitraje.

Pires es un tipo agradable y con gran sentido del humor. Recuerda que cuando entró a pertenecer al grupo de árbitros en Queens, un directivo le dijo a modo de broma y no de forma peyorativa: “Para que no crean que somos racistas, vamos a darle oportunidad a este negro”.

Sin embargo, el “negro Carlinho” tiene palabras de agradecimiento para la comunidad ecuatoriana y varios de sus dirigentes —como Dino Domínguez, Pablo Domínguez, Jorge Campuzano y Alfredo Jalil—, quienes le abrieron las puertas y lo respaldaron en todo momento.

“En mi época el que pitaba en Flushing podía arbitrar en cualquier parte del mundo. Había que ser valiente o temerario”. Sin embargo, habían buenos árbitros como Carlos Quevedo y Jaime Abril.

“A mí me solicitaban para pitar las finales que eran candela con enardecidos fanáticos alrededor de la cancha”, explicó. “Soy producto de Flushing y lo digo con mucho orgullo”.

“Hoy en día las cosas son diferentes. Todo ha cambiado. Los partidos son dirigidos por ternas arbitrales y la gente se porta con mayor cordura. La prohibición de alcohol ha sido determinante”, dijo el vigente presidente de la Escuela de Árbitros de Flushing.

“Carlinho”, a modo de anécdota, recordó que una vez tuvo que “noquear” a un jugador que intento agredirlo. “Saqué la mano y lo envié al piso. Luego se calmaron los ánimos y meses después este jugador se convirtió en árbitro del parque”.

Gerónimo “Carlinho” Pires, ahora a sus 63 años, tiene muchas historias y anécdotas que contar; pero la más importante, es que su “Escuela” cuenta actualmente con 36 árbitros, muchos de ellos jóvenes con un futuro prometedor en el arbitraje profesional de los Estados Unidos.

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