Explosión y pánico

Fuga de gas derrumba dos edificios y deja tres muertos en vecindario latino de NY

Varios de los   afectados  son inmigrantes mexicanos que llegaron hace poco al país.

Varios de los afectados son inmigrantes mexicanos que llegaron hace poco al país. Crédito: <copyrite>edlp </copyrite><person>Mariela Lombard< / person>

NUEVA YORK. — Una explosión provocada por un escape de gas derrumbó dos edificios en ‘El Barrio’, dejando al menos tres muertos, decenas de heridos y un número indeterminado de desaparecidos, en una de las mayores tragedias en la historia reciente del tradicional vecindario latino de la ciudad de Nueva York.

Al cierre de esta edición se habían hallado tres víctimas mortales: Thomas Pérez, pastor de la iglesia Spanish Christian Church, que fue destruida por la explosión; Griselde Camacho, de 44 años, y una mujer sin identificar.

Poco después de las 9:31 a.m., hora del siniestro, la escena fue inundada por 250 bomberos y familiares de los residentes en los edificios destruidos, 1644 y 1646 de la Avenida Park, en Manhattan.

La explosión, que se escuchó a varias millas de distancia, destruyó también cristales y carros alrededor, dejando varias calles intransitables y paralizando por varias horas la aledaña línea elevada del tren MetroNorth.

“Vi un fogonazo, los cristales del auto estallaron y luego se hizo todo negro”, dijo Manuel Valdez, de 32 años, que manejaba su taxi por la avenida Park al momento de la explosión. “Creía que había sido una bomba o que el tren que pasaba por encima había estallado”.

Valdez fue una de las 63 personas atendidas por lesiones en el Harlem Hospital, Mount Sinai Hospital, el Metropolitan Hospital Center y el New York-Presbyterian.

El alcalde Bill de Blasio confirmó que la tragedia se originó por una explosión de gas.

La explosión se produjo minutos después que la agencia ConEd acudiera a responder a un reporte de un escape. Varios vecinos confirmaron que el lugar despedía un fuerte olor a gas en los últimos días.

“Ayer mismo fui a comprar pescado enfrente y olía mucho a gas en la parte baja del edificio, como si fuera un escape”, dijo Ramón Santana, que vive en la calle 115 con la Avenida Lexington. “Doy gracias a Dios que no explotó mientras yo pasaba por ahí. Esto es horrible”.

Otra vecina que no se quiso identificar aseguró que inquilinos de uno de los edificios llevaban quejándose de este olor a gas desde hace dos semanas.

La Oficina Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) envió un equipo para investigar el tubo maestro de gas que provocó la explosión.

Los mexicanos Jorge Ortega, de 41 años, y Flavia Mendoza, llegaron al lugar del siniestro en busca de su yerno Yory Salas, de 20 años, quien vivía en el sitio.

“Es terrible, no sé nada de mi yerno. Yo estaba trabajado a unas cuadras de aquí cuando escuché la explosión. Inmediatamente vine cuando supe que Yory estaba aquí”, dijo Ortega entre lágrimas. “Estamos orando y esperamos en Dios que él esté bien”.

Mendoza, afectada por una crisis nerviosa, articuló limitadas frases entre lágrimas y voz cortada. “Es el esposo de mi hija. Él estaba adentro”, se lamentó.

José Lasalle, que vive justo enfrente del colapso, indicó que la mayoría de los inquilinos afectados por el derrumbamiento son inmigrantes mexicanos que llegaron hace poco al país. El consulado mexicano señaló que tres connacionales vivían en los edificios destruidos, aunque no precisó si alguno está entre las víctimas. Otras 27 personas no han podido regresar a sus hogares hasta que no se determine la condición estructural de los edificios aledaños.

Al inmigrante ecuatoriano Manuel Lema (42) le salvó la vida estar en su trabajo en el momento del estallido. El hombre, quien vivió 17 años en 1646 de la Avenida Park, se encontraba en una fábrica de reparación de pianos en el Sur de El Bronx.

“Tengo sentimientos de alegría y tristeza. Mis hermanos y yo estamos a salvo, pero lo perdimos todo. Solo tengo la ropa que traigo puesta. No sabemos a dónde ir”, dijo Lema con angustia. “Me quedé sin hogar, no tengo nada”.

Lo mismo le ocurrió al dominicano Carlos Pérez (48), otro residente del edificio y compañero de trabajo de Lema. “No sé que habría sido de mi si hubiera estado en casa”, dijo, mientras la Policía despejaba el área. “Yo estaba en el trabajo cuando supe de la explosión. Vine corriendo y sólo encontré escombros”.

Pérez calificó la tragedia como una pesadilla. “Hoy El Barrio está llorando, tenemos que orar”, dijo con voz cortada.

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