‘Enemy’ te sumerge en una realidad imposible

Guionista español le da 'dos vidas' a Jake Gyllenhaal en 'Enemy', adaptación de la novela de José Saramago

Jake Gyllenhaal da vida a 'dos' personajes en 'Enemy'.

Jake Gyllenhaal da vida a 'dos' personajes en 'Enemy'. Crédito: A24

Hay películas que residen en mundos alternativos, donde la realidad, la fantasía, la pesadilla y lo abstracto se abrazan.

Enemy —que se estrena hoy— es una de ellas.

Se trata de la adaptación de la novela del escritor portugués José Saramago (1922-2010), llevada a cabo por el guionista español Javier Gullón, dirigida por el canadiense Denis Villeneuve y protagonizada por el angelino Jake Gyllenhaal (con quien el realizador trabajó en Prisoners) y la francesa Mélanie Laurent.

Una, de nuevo, mezcla de nacionalidades para una cinta que navega en el subconsciente de su personaje principal (¿o cabría decir personajes principales?): un profesor universitario (Gyllenhaal) que descubre a un actor (Gyllenhaal) que es igual a él. La búsqueda por su “gemelo” lo lleva a un mundo donde nada es lo que parece.

Gullón, en entrevista telefónica desde Madrid, nos lleva de viaje por ese territorio misterioso, aséptico y original.

Misión imposible

“Lo más difícil de adaptar de estos grandes autores [como José Saramago] son los temas, tanto el texto como lo que subyace bajo las palabras, no el argumento: los significados y el peso temático de los textos. El director y yo tuvimos largas conversaciones sobre lo que El Maestro quería decir”.

“Fuimos radicalmente libres a la hora de hacer la adaptación. Tratamos de reflejar las sensaciones. Denis y yo, la primera o segunda vez que no reunimos en Montreal, donde él vive, hicimos una lista de preguntas que queríamos hacer a Saramago, porque él estaba vivo [por aquel entonces]”.

“Me fui con la lista al hotel, la escribí en la computadora, mandé las preguntas y… al día siguiente cuando desperté todo el mundo hablaba de la muerte de Saramago. No tuvimos la posibilidad maravillosa [de obtener sus respuestas]. Así que lo que tratamos fue reflejar las emociones, las sensaciones que nos transmitió el libro, aunque no usamos las mismas armas que usa la novela”.

“No me cansa que comparen la película [con David Lynch —Blue Velvet— o David Cronenberg —Naked Lunch—]. Ojalá se nos haya pegado un gramo de algo de los dos maestros. En Enemy, tengo que decir que, aunque el filme tenga mucha atmósfera, yo sólo escribo las palabras. La persona encargada de convertirlo [todo] en imágenes de esa potencia es Denis. Yo simplemente he tenido la suerte de trabajar con él”.

“[El cine de Denis Villeneuve] es perturbador y elegante a la vez. Lo que tiene es cine. A veces hay elementos que son difíciles de definir, que no tiene que ver con la fotografía, la dirección, la actuación… Al final hay algo que es [simplemente] cine. Y Denis lo tiene. El primer día que vino al rodaje nos dijo: ‘hagamos cine’”.

“Ésa es la idea: todo lo que está en la pantalla, lo está por una razón. No hay elecciones al azar. Tenemos un discurso. Lo que sí es verdad es que elegimos no ir por una películas realista. Hay un momento, a mitad del filme, que damos un paso al lado y el suelo deja de estar firme y uno siente vértigo, que es una de las sensaciones que queríamos transmitir. No se responden a las preguntas, aunque las respuestas están allí. Cada uno debe encontrarlas”.

“Empecé [mi afición al cine] yendo con mi padre a ver películas de Terence Hill y Bud Spencer, y de James Bond. La pasión fue creciendo y empecé a escribir muy pronto relatos, poemas, cuentos… y luego en la universidad hice cortos con amigos. En Madrid, ya con un guión debajo del brazo [El rey de la montaña], se hizo la película ya partir de ahí he tenido la suerte de seguir trabajando”.

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