Siguiendo el ejemplo de cuatro ‘extraordinarias’ mujeres

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Guiada por su deseo de ayudar a otros, estudió Ciencia Política y Leyes, pero con la vocación de servicio público. En 2011 se unió a la oficina del gobernador donde desarrolla nuevas iniciativas y políticas que afectan a miles de personas. A través del programa actual, el 21% de los contratos del Estado han sido con compañías dirigidas a mujeres y minorías.

Dice el bolero que veinte años no son nada, pero para Janet Torres es toda una vida como servidora pública. “No tenía más de 12 años cuando tome la decisión. Quería que mi voz fuera escuchada y hacer algo para ayudar a la gente”, señala.

No es de extrañar que a temprana edad eligiera su camino, teniendo en cuenta que en su familia “hay cuatro importantes mujeres que vinieron de Puerto Rico en los 50 buscando una vida mejor” y siempre le dijeron que “podía ser lo que ella quisiera”. A diferencia de su abuela, sus dos tías y su madre, Torres tenía más opciones que casarse.

El recuerdo y las lecciones que ha aprendido de las mujeres de su casa la emocionan enormemente. Sobre todo al compararla con las oportunidades que ella, su hermanos y sus primos han tenido. “No hemos tenido las barreras que ellas tuvieron para ser mujeres de negocios, ingenieros, profesores, bailarinas, abogados…”

Pero nada de esto, remarca, sería posible sin ellas y su enseñanzas. Para Torres la educación, como decía su madre, es lo primero. Así se graduó en la escuela pública, se licenció en Ciencias Políticas en Fordham y se doctoró en leyes en la Universidad de Boston.

Apasionada por generar cambios en la sociedad —como el que impulsa en la oficina del gobernador para aumentar los contratos del estados con negocios de mujeres y minorías—, Torres ve detrás de cada persona a la que ayuda a “esas cuatro mujeres”. De su carácter destaca “la honestidad y la franqueza”, dos virtudes que cree que la gente aprecia especialmente en su trabajo tanto en política como en organizaciones sin ánimo de lucro. “No juego, cuando digo no es que no. Para mi es muy importante la integridad”. Especialmente, cuando la confianza es clave en tu trabajo.

Después de dos décadas en el sector público, la analista sabe que balancear su vida es un “must”. Lo aprendió por el camino y a base de ‘golpes’ ya que llegó un momento en que empezó a sentirse infeliz y enferma. Por eso, ahora pone gasolina en su tanque con lo que le da energía para seguir ayudando a la gente, “felicidad y estabilidad emocional”, apunta. Esto se traduce en practicar triatlon, aprender a hacer snowboard con su novio, pasar tiempo con sus amigos y pasear a su perro.

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