El enemigo en Caracas es amigo en La Habana

Un manifestante opositor al Gobierno de Nicolás Maduro ondea una bandera.

Un manifestante opositor al Gobierno de Nicolás Maduro ondea una bandera. Crédito: efe

¿Han notado la ironía en los titulares saliendo de Caracas y de La Habana?

En Caracas se habla de manifestaciones, de la represión, del deterioro económico, y de la posibilidad de un caos cataclísmico si cae el presidente Maduro. La izquierda esta luchando contra el imperialismo y el fascismo mientras que la derecha quiere vencer a la influencia siniestra de los comunistas en Cuba.

Mientras tanto ¿que esta pasando en La Habana?

Es cierto que el gobierno cubano disfruta de una influencia enorme dentro del liderazgo chavista en Venezuela, y que la revolución “bolivariana” en Venezuela usa como su modelo la “Revolución” de los hermanos Castro. Es cierto que los cubanos importan cantidades inmensas de petróleo venezolano, y que pagan por este petróleo con médicos y deportistas, como si el uno tiene el mismo valor que el otro. Ambas revoluciones dependen críticamente del otro.

Sin embargo, y sin son de trompetas, el gobierno cubano está empujando unas reformas económicas que fácilmente se podrían confundir por un programa neoliberal. Hoy es posible abrir una pequeña empresa, contratar empleados, y vender bienes y servicios en el mercado privado. Hoy el gobierno está reduciendo subsidios y el numero de empleados estatales. El gobierno nacional quiere menos coordinación desde La Habana y más descentralización.

La semana pasada los titulares anunciaron que el gobierno reducirá impuestos para atraer a más inversión extranjera.

El gobierno nos dice que son medidas necesarias para avanzar el modelo socialista. Pero son políticas con una semejanza indudable a las recetas del Fondo Monetario Internacional y otros organismos que representan el mundo capitalista. Sin admitirlo, los cubanos están adoptando las políticas de sus supuestos enemigos.

Mientas que en Caracas el socialismo se protege castigando a los capitalistas, en La Habana se protege incorporando el capitalismo.

Quizás Raúl Castro reconoce algo que Nicolás Maduro no quiere admitir: la revolución bolivariana eventualmente fracasará, y para prepararse le conviene a Cuba desmantelar a su propia revolución.

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