Los 10 retos de la comunidad al NYPD

La administración de NYC avanza en sus promesas después del 'Stop & Frisk'

NUEVA YORK — El nombramiento de un Inspector General para monitorear a NYPD y la retirada de la apelación legal para dar vía libre a la reforma del “Stop and Frisk” (Detención y Cacheo) prueban que la administración de Bill de Blasio se toma en serio su promesa de restablecer las relaciones entre la Policía y la comunidad.

El alcalde y su nuevo Comisionado de Policía, William Bratton, tienen sin embargo todavía camino por recorrer para mejorar la atención a las necesidades de la población latina neoyorquina, como evidencian las carencias en los servicios de traducción del departamento, el aún reducido número de hispanos en posiciones de alto rango en NYPD y el notable aumento del hostigamiento policial a vendedores ambulantes en lo que va de año.

Detención y Cacheo (“Stop and Frisk”): La decisión del alcalde Bill De Blasio de retirar el desafío legal que su antecesor Michael Bloomberg había planteado al fallo de la jueza Shira A. Scheindlin declarando inconstitucional esta práctica, marcó el final de una era. De ahora en adelante, la Policía sólo detendrá y palpará a sospechosos cuando haya una evaluación seria de algún peligro inminente. De acuerdo con la decisión judicial, durante los próximos tres años esta práctica va a ser monitoreada por un panel independiente. Algunos policías llevarán cámaras pequeñas y se espera que den una cara más amable y respetuosa a la comunidad, especialmente a las minorías de color.

Delitos a la calidad de vida: Según el Urban Justice Center y la Liga Unida de Ciudadanos Latinoamericanos, LULAC seccional Queens, en los primeros dos meses del año el arresto de vagabundos y vendedores ambulantes se ha triplicado respecto al mismo periodo del año anterior (274 contra 90). Además, se observó un notable aumento en los arrestos por pequeñas violaciones en los edificios administrados por la Autoridad de Vivienda (NYCHA). Infracciones como beber cerveza en público, montar bicicleta en los andenes, cruzar avenidas peligrosas en medio del tráfico, se han incrementado en más de un 21 por ciento respecto al año anterior.

Es como si los esfuerzos se hubieran movido de un lado al otro, pero la dureza y los castigados siguen siendo los mismos.

Abuso policial: La Junta de Revisión de Quejas Civiles recibió 5,410 quejas de malas prácticas policiales en 2013, un descenso de 6% respecto al año anterior. La Policía condujo 2,832 investigaciones, hizo mediaciones en 132 casos y sancionó a 152 oficiales. Tomemos el caso reciente del inmigrante mexicano Alejandro Rodríguez, que aparece en un video que circula en internet mientras es golpeado por cuatro oficiales. La víctima dice que fue objeto de burlas y reaccionó, mientras que los policías aducen que el hombre los insultó y que el video empieza cuando los oficiales reaccionaron enfurecidos.

Criticamos el uso tendencioso de grabaciones, aunque a veces ayudan a aclarar incidentes.

Traducciones: La Ciudad emplea una porción considerable en servicios de traducción, pero ha habido fallas y negligencia en los análisis de las quejas de algunas víctimas. En este momento, la ciudad enfrenta una demanda por parte de siete mujeres de El Bronx en una caso por discriminación cuando llamaron al 911 para denunciar violencia doméstica y no fueron atendidas. La madre de Daisy García, la emigrante guatemalteca asesinada en enero junto a sus dos hijas a manos de su compañero, también podría demandar. La Policía nunca tradujo o analizó las tres denuncias orales y escritas que la mujer había presentado previamente. Con la tecnología actual es imperdonable que se sigan dando estos casos.

‘English Only’: Esta es una medida que deben seguir los empleados en las estaciones de Policía. Nueve agentes hispanos fueron amonestados por hablar español entre ellos durante la administración Bloomberg. No hay castigos ni amonestaciones a los agentes de origen chino o ruso que hablan en aquellos idiomas entre ellos. Se pide que por respeto –y también para una mayor transparencia administrativa— los miembros de un precinto hablen en el idioma que es comprendido por todos mientras están en funciones. Es una medida razonable, con la que estamos de acuerdo.

LGTB: Hubo en la administración Bloomberg casos aislados en los que la Policía detuvo y requisó a transexuales y los acusó de prostitución por el hecho de que les encontraron un condón en la cartera. La ley que consideraba el condón como prueba para arresto fue derogada por la Asamblea Estatal en 2012. El Urban Justice Center también ha denunciado casos de acoso policial a población afroamericana y latina LGTB que va al Greenwich Village o a Chelsea porque quieren estar en un ambiente acogedor para ellos. Estas situaciones deben terminar.

Promoción de policías hispanos: Los latinos constituyen poco más del 24% de la fuerza. En posiciones de alto rango se encuentran algunos como Rafael Piñeiro, Primer Comisionado Adjunto; Carlos Gómez, jefe de la Oficina de Vivienda; Robert Martínez, Director de Apoyo; María Otero, Directora de Administración; y Raymond Díaz, Jefe de Tránsito. Esperamos ver más ascensos de latinos a jefes de precinto.

Calles peligrosas: El comisionado Bill Bratton apoyó la iniciativa Visión Cero para hacer más seguras las vías para motoristas, peatones y ciclistas. Se espera recibir 200 medidores de velocidad para sumar a los 56 existentes. También habrá más expertos que evaluarán las escenas de accidentes y recogerán evidencia. Todas estas medidas preventivas son valiosas, y deberían complementarse con mayor educación vial en la comunidad.

Violencia doméstica y abuso infantil: Hay muchas expectativas alrededor de Susan Herman, la nueva Subcomisionada del NYPD para la Colaboración con la Comunidad. Según el profesor Alex S. Vitale, del Brooklyn College, en el pasado la comunicación con los latinos se ha limitado a unos pocos individuos en los Consejos Comunales de los Precintos y las Juntas Comunales. El Urban Justice Center pide más medidas preventivas: Más labor con trabajadores sociales y con profesionales de la salud, como lo ha habido en ciudades como Memphis y en Cincinnati. Deben escucharse más perspectivas y desarrollar respuestas más matizadas y efectivas.

Trabajo con los enfermos mentales: Este es uno de los retos más grandes que enfrenta la Policía. Se requiere mucho entrenamiento y los estándares han sido diferentes según las seccionales. Defensores de estos programas, como la concejal Rosie Méndez, le han pedido a la Asamblea Estatal que otorgue más fondos a la NYPD. Se espera que se destinen $2 millones al año para estos programas. Sin duda, los policías deben entrenarse mejor para saber manejar situaciones de crisis con personas afectadas por trastornos siquiátricos.

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