Iglesia: gobierno totalitario

Conferencia Episcopal venezolana ofrece mediación pero acusa a Maduro

Monseñor Diego Padrón Sánchez (c), presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), quien lanzó duras críticas al gobierno del presidente Maduro.

Monseñor Diego Padrón Sánchez (c), presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), quien lanzó duras críticas al gobierno del presidente Maduro. Crédito: EFE

Caracas — “La causa fundamental de la actual crisis es la pretensión del partido oficial y autoridades de la República de implantar el llamado Plan de la Patria, detrás del cual se esconde la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario, que pone en duda su perfil democrático”.

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) soltó ayer una bomba en forma de comunicado, cuando se cumplían 56 días de la crisis política y social que ha provocado en Venezuela 39 muertos, alrededor de 500 heridos, más de 2,000 detenidos, unos 80 encarcelados y más de 50 denuncias por torturas, avaladas por las ongs.

La contundente posición de la CEV pone en entredicho el papel mediador de Pietro Parolin, secretario de estado del Vaticano, que había sido aceptado por ambas partes la semana pasada. El nombre del antiguo nuncio apostólico en Caracas surgió durante los encuentros de los cancilleres de la Unasur con oposición, estudiantes y organizaciones de derechos humanos. Puesto sobre la mesa de Maduro, éste también dio su visto bueno.

Pese a la contundencia de sus palabras, el clero venezolano considera “la participación de la Santa Sede como mediadora. Los exhortamos al diálogo y a poner todo su esfuerzo en buscar nuevas relaciones basadas en el reconocimiento”.

Con voz suave, como si estuviera impartiendo una de sus habituales homilías, monseñor Diego Padrón desplegó una contundente acta de reproches: “La brutal represión de la disidencia política, el intento de pacificación o apaciguamiento por medio de la amenaza, la violencia verbal o la represión física”.

Acusaciones que suceden pocas horas después de que el primer mandatario publicara un artículo en The New York Times, titulado “Un llamado a la paz desde Venezuela”. Maduro insiste, en un tono más comedido que el habitual, en la “distorsión de la realidad” de medios extranjeros y en que “los manifestantes son directamente responsables de más de la mitad de las víctimas mortales”.

Según el “hijo de Chávez”, el gobierno “ha extendido la mano a la oposición” y “aceptado las recomendaciones de Unasur”.

Maduro concedió una entrevista hace un mes a CNN, una prueba de la importancia que el chavismo otorga a las críticas internacionales. De hecho ayer reaccionó con contundencia tras conocerse las declaraciones de la portavoz de Catherine Ashton, alta representante para Asuntos Exteriores de la UE, quien lamentó las víctimas mortales y mostró su preocupación por la detención de dirigentes políticos y estudiantes. Ashton también criticó la destitución de la diputada María Corina Machado.

La Iglesia matizó con firmeza las afirmaciones de Maduro al NYT. “La salida de la crisis es clara: el diálogo sincero del Gobierno con todos los sectores y con gestos concretos que señalen la rectificación. Para dialogar es necesaria una agenda en igualdad de condiciones para ambas partes”, enfatiza el comunicado.

Padrón, que también es obispo de Cumaná, destacó su rechazo a “la criminalización de la protesta. Denunciamos la abusiva represión y la persecución judicial a alcaldes contrarios al oficialismo. Se equivoca el gobierno al querer resolver la crisis por la fuerza”.

No hay un solo tema conflictivo que evita la iglesia en su pronunciamiento: violencia urbana (“falta de políticas públicas adecuadas para enfrentar la inseguridad jurídica y ciudadana”), economía (“los ataques a la producción nacional, lo que ha conducido a que en nuestro país se haga necesaria la importación de toda clase de productos”) y la censura (“las restricciones a las libertades ciudadanas, en particular la de información y opinión”).

Los obispos tampoco olvidaron a San Cristóbal, la ciudad rebelde y una de las más católicas del país: “Nos solidarizamos con la población de las ciudades que más han sufrido la violencia y las consecuencias de la militarización, en especial San Cristóbal”. La capital de Táchira fue “retomada” por el gobierno gracias a un fuerte despliegue militar la pasada semana. Guardia Nacional y Policía Bolivariana actuaron con contundencia contra los famosos “guarimberos gochos”, limpiando sus calles de barricadas.

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