Comunes en EEUU los tiroteos por problemas mentales

Se repite la historia de una personas que presenta algún tipo de enfermedad siquiátrica y que tiene posibilidad de conseguir un arma

Aaron Alexis, quien disparó en el Navy Yard en Washington en el 2013 matando a 12 personas, tenía problemas mentales.

Aaron Alexis, quien disparó en el Navy Yard en Washington en el 2013 matando a 12 personas, tenía problemas mentales. Crédito: Getty

Adam Lanza, James Holmes, Aaron Alexis e Iván López tenían algo en común. Eran personas con problemas mentales y con fácil acceso a un arma de fuego, lo que les permitió protagonizar tiroteos en varias partes de EEUU, con trágicos saldos de muertos y heridos.

El más reciente caso, el ocurrido el miércoles en la base militar de Fort Hood, en Texas, donde López abrió fuego matando a tres personas y dejando al menos 16 heridos, ha vuelto a revivir el debate en el país sobre la necesidad de evitar que personas que sufren depresión u otro problema mental, tengan la posibilidad de conseguir un arma, sin que primero reciban una intensa evaluación siquiátrica.

Quizás el casos más dramático ha sido el de Adam Lanza, el joven de 20 años que en diciembre del 2012 abrió fuego en la escuela Sandy Hook, en Connecticut, matando a 20 niños y a seis adultos. Reportes posteriores confirmaron que el joven gatillero era un solitario que sufría de desórdenes de personalidad, y a pesar de ello, nunca recibió una formal evaluación sicológica o tratamiento siquiátrico.

Otro caso que también demostró la necesidad de atacar a fondo el problema de las enfermedades mentales y las armas, fue el ocurrido en septiembre del 2013, cuando Aaron Alexis disparó en el Navy Yard en Washington, matando a 12 personas y dejando al menos tres heridos. Alexis también tenía problemas mentales, y se reportó que oía voces y veía personas imaginarias, y hasta pensaba que era víctima de un ataque con microondas. Sin embargo, lo único que le habían recomendado era que se tomara unos días de descanso y hasta le permitieron que siguiera trabajando en una instalación militar.

Y una vez más, la masacre del miércoles en Fort Hood, volvió a tener como protagonista a una persona que a pesar de sufrir problemas mentales, nunca dio señales de que podría cometer un acto de esa magnitud. Los primeros reportes indican que el solado Iván López sufría de depresión, ansiedad y trastornos siquiátricos, todo supuestamente causados por su experiencia en la guerra de Irak.

La pregunta que se siguen haciendo mucho es ¿hasta cuándo? Y es que la historia se repite una y otra vez, y pareciera que las medidas que se están tomando a nivel legislativo y en la misma sociedad para lidiar con estas personas enfermas siguen siendo insuficientes.

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