Mujeres y sus salarios se convierten en arma electoral

El Senado alista el voto de un proyecto de ley para corregir la brecha salarial entre hombres y mujeres pero que, según los republicanos, sólo aumenta las trabas para las empresas

La iniciativa "Acta para la Justicia Salarial" está en manos de los legisladores.

La iniciativa "Acta para la Justicia Salarial" está en manos de los legisladores. Crédito: EFE

Washington.- Las mujeres y la desigualdad salarial que afrontan se han convertido en un arma electoral para los demócratas en 2014, mientras el Senado alista el voto de un proyecto de ley para corregir ese problema pero que, según los republicanos, sólo aumenta las trabas para las empresas.

El proyecto de ley, conocido como el “Acta para la Justicia Salarial” (“Payday Fairness Act”), será sometido a voto, posiblemente para este miércoles, y coincide con una serie de actos de los demócratas para promover la equidad salarial para las mujeres.

La medida, ya rechazada en 2009 y 2011, busca proteger a víctimas de la discriminación salarial y fomentar la transparecencia de los salarios, dos objetivos comprendidos en las órdenes ejecutivas que firmará el presidente Barack Obama este martes.

Sin embargo, los republicanos señalan que si bien apoyan la equidad salarial, no consideran que ese proyecto de ley sea el más idóneo para resolver el problema.

Kirsten Kukowski, portavoz nacional del Comité Nacional Republicano (RNC, en inglés) ha dicho que el proyecto de ley ante el Senado “no ofrece justicia para las mujeres el día de pago” y, por el contrario, “reduce la flexibilidad laboral de las madres trabajadoras” y elimina la práctica del “pago meritorio con el que se premia el buen trabajo”.

Para el RNC, el país necesita soluciones centradas en la creación de empleos y la ampliación de oportunidades para las mujeres, no leyes que aumenten las trabas regulatorias para las empresas.

Los republicanos también se oponen a aumentar el salario mínimo nacional de $7,25 a $10,10 la hora por considerar que eso aumentará los costos laborales, perjudicará a las empresas y desalentará la creación de empleos.

Obama firmará las dos órdenes ejecutivas para mejorar la transparencia en los salarios, el propio día que los activistas han bautizado como el “Día de la Igualdad de Pago”. Es la fecha en el calendario que marca cuánto tiempo extra tiene que trabajar en promedio una mujer en EEUU para igualar el salario de un hombre en el año anterior.

Una de las órdenes prohíbe que los empresas con contratos federales tomen “represalias” contra empleados que discutan sus salarios, mientras que la segunda –en la figura de un memorándum presidencial-, exige que los contratistas entreguen informes sobre los salarios que pagan, desglosados por raza y género.

La idea es eliminar el velo de misterio sobre los salarios, y alentar a los empleadores a que voluntariamente identifiquen si hay problemas de discriminación salarial y formas de corregirla.

Sin embargo, pocos expertos creen que las órdenes ejecutivas de Obama surtan efecto si no contienen consecuencias por la discriminación el día de pago.

Jeffrey Buchanan, analista del grupo Oxfam America, cree que ambas medidas son un buen comienzo pero, sin el apoyo del Congreso, “es como pelear con un brazo atado: bien intencionado pero con limitaciones”.

“El Congreso tiene una oportunidad de oro para cerrar esta brecha salarial, especialmente para las minorías, a través de una agenda que incluya el combate a la discriminación laboral, un aumento al salario mínimo y más acceso a días de enfermedad y licencia para asuntos familiares”, observó.

En la actualidad, las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar que gana un hombre –las mujeres latinas ganan 54 centavos por cada dólar, según el DNC -, pese a que dos leyes federales prohíben desde mediados de la década de 1960 la discriminación salarial.

Para los demócratas, la desigualdad salarial podría motivar a las mujeres a acudir a las urnas en los comicios legislativos del próximo 4 de noviembre, donde se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.

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