Familia en velorio de pistolero de Fort Hood calla sobre la tragedia

Iván López López, que el pasado 2 de abril mató a tres personas e hirió a 16 antes de suicidarse, recibió un discreto adiós en un servicio realizado en el municipio de Guayanilla, en Puerto Rico

El cuerpo de Iván López López será enterrado, el sábado, en el cementerio Los Pinos, de Guayanilla.

El cuerpo de Iván López López será enterrado, el sábado, en el cementerio Los Pinos, de Guayanilla. Crédito: EFE

GUAYANILLA, Puerto Rico – Iván López López, que el pasado 2 de abril mató a tres personas e hirió a 16 antes de suicidarse en la base Fort Hood de Texas, recibió este viernes un discreto adiós en un velorio llevado a cabo en Guayanilla, un pequeño pueblo del sur de Puerto Rico, país que le vio nacer hacer 34 años.

“Todo es muy triste”, dijo a Efe su padre, también de nombre Iván, vestido de negro y que mantuvo la serenidad mientras se esperaba la llegada de familiares a la funeraria Pacheco, en uno de los vértices de la plaza de este típico pueblo puertorriqueño donde el velatorio no consiguió romper su apacible rutina caribeña.

Parco en palabras y con pocas ganas de dar detalles de su hijo, el hombre insistió en que su hijo era una persona normal y que nunca habría sospechado cuál iba a ser el fatal desenlace del militar.

La información sobre mi hijo no la puedo contestar. El ‘Army’ tiene en marcha una investigación”, reaccionó de forma educada el padre del soldado, que insistía en que ya se había emitido en su día un comunicado y que cualquier detalle que desvelara era susceptible de afectar la investigación oficial.

Mostró una leve sonrisa al ser preguntado sobre si habían más familiares para ver por última vez el cuerpo de su hijo. “Irán llegando”, señaló, mientras esperaba que el féretro de Iván fuera trasladado a la sala principal de la funeraria, que ocupaba en esos momentos el ataúd de otro fallecido.

Abrazado a una joven, era solicitado por amigos y conocidos de la familia que fueron llegando a la funeraria desde primera hora de la mañana y durante un largo goteo.

A pesar de lo trágico de lo sucedido la semana pasada, el encuentro reflejó la parsimonia de una pequeña villa caribeña con la llegada, a primera hora, de los más mayores que decían no conocer directamente al fallecido.

La mañana iba avanzando y más personas se acercaban a la funeraria en la que los vecinos aprovechaban para preguntarse sobre las últimas novedades del pueblo.

Los medios locales presentes se afanaban en sacar palabras de familiares y vecinos, que insistieron en la buena conducta mostrada por este joven militar que es recordado en su pueblo por su educación, religiosidad y, quizá, una personalidad algo tímida.

Familiares y amigos resaltaron que era “un buen chico” y no supieron explicar el porqué de su conducta el fatídico 2 de abril en la base de Texas.

Parientes, allegados y público en general pasaron frente al féretro de Iván, sobre el que se había colocado una bandera de Estados Unidos, aunque no pudo verse el rostro del fallecido porque la parte superior del ataúd permaneció cerrada, tal y como los familiares ya habían adelantado que harían.

Además de su padre, pasó por el velorio su primera esposa, Dimaries Galarza, muy emocionada durante el tiempo en el que permaneció junto al féretro y que no quiso hacer declaraciones sobre su exmarido.

Los actos por la memoria del militar incluyen, esta noche, un homenaje de parte de los veteranos de la Legión Americana que harán guardia junto al féretro.

El sábado se ofrecerá una misa en la iglesia católica Inmaculada Concepción de Guayanilla, ubicada en la plaza del pueblo, a las 13.00 hora local y después el cuerpo del militar se trasladará al cementerio municipal Los Pinos.

Además de su padre, el hombre dejó dos hijas de un primer matrimonio que viven en la isla caribeña y dos más con la mujer con la que vivía en EEUU.

López sirvió, en 2011, durante cuatro meses en la guerra de Irak, aunque según parece no llegó a entrar en combate, y ha trascendido que se medicaba por depresión, ansiedad y otros trastornos psicológicos.

El fallecido fue miembro de la Guardia Nacional durante once años, organismo con el que se trasladó a la Franja de Gaza y después con el Ejército de EEUU a Irak, donde se piensa que empezó a sufrir el Síndrome de Estrés Postraumático (PTSD).

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