Asegúrate de que sea griego

El yogur europeo se ha convertido en el más popular. Conoce las razones

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dasasd Crédito: shutterstock

No hay menor duda de que el griego se ha convertido en el rey de los yogures. Desde hace ya un tiempo, marcas como Chobani y Fage se han colado en el gusto de gran cantidad de personas, quienes no han dudado en dejar de lado otros nombres más tradicionales, como Yoplait, para adoptar la receta europea.

Y gracias a esa popularidad, han sido muchas las marcas que han decidido adoptar la tendencia, cambiar sus fórmulas y empezar a producir sus propias versiones de yogur griego. Incluso ya han surgido problemas legales en contra de grandes marcas de lácteos por nombrar “yogur griego” a algunos productos que no lo son.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el regular y el griego?, ¿cómo aprender a reconocerlo? Te damos las respuestas a estas y otras preguntas.

La producción de yogur en general consiste en la fermentación bacteriana de la leche, donde los microorganismos vivos, conocidos como probióticos, se añaden a la leche para ayudar a crear el producto final.

El griego se hace de una manera similar, pero con un proceso adicional de filtrado con una tela o una bolsa de papel para eliminar el suero. Esto le da una consistencia más espesa que lo ubica en algún lugar entre yogur y queso.

El filtrado extra también evita la acumulación del líquido que se encuentra comúnmente en la parte superior de los envases de yogur regulares que se han almacenado.

Según el nutricionista Marcelo Alcántara, una porción de seis onzas de yogurt griego tiene entre 15 y 20 gramos de proteína, en comparación con los nueve gramos en una porción de yogur regular.

El griego tiene además la mitad del azúcar que el normal, y también contiene menos carbohidratos y menos lactosa, por lo que es más fácil de digerir.

Otro de los beneficios del yogur griego, explica Alcántara, es su bajo nivel de sodio, que es casi la mitad de un yogur convencional. Asimismo, su nivel calórico es inferior, debido a que contiene solo un 9% de hidratos de carbono por taza, mientras que los yogures normales contienen aproximadamente un 17%.

Además de los nutrientes mencionados, el yogur griego contiene vitaminas B-2 y B- 12, potasio y magnesio.

Actualmente no hay reglas sobre lo que puede y no puede ser llamado “yogur griego“. La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) sólo dispone de normas para la producción de yogur en general, por eso es que las empresas pueden añadir ingredientes adicionales o cambiar el proceso de cómo se hizo y usar la etiqueta “griego”.

Para asegurarse de que está comiendo un verdadero yogur griego, lea la etiqueta de los ingredientes. Los principales deben ser leche y cultivos activos vivos (milk y live active cultures en inglés). Asegúrese de alegarse de yogures que tengan whey concentrates y modified corn starch.

Asimismo, no todas las marcas contienen la misma cantidad de proteínas. Por ejemplo, hay envases de 5.3 onzas que tienen sólo 10 gramos, mientras que marcas como Chobani y Fage ofrecen 18 gramos en envases de 6 onzas.

“Ten cuidado además con los yogures con frutas y sabores artificiales. Tu primera opción debería ser yogur griego simple”, explica Alcántara quien advierte evitar comprar productos con ingredientes como “concentrado de jugo de frutas” (fruit juice concentrate) o “jugo de caña evaporado” (evaporated cane juice).

Trata de que los ingredientes principales sean siempre leche, cultivos activos (active cultures) y fruta. El azúcar debe estar al final de la lista.

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