Ser padre requiere responsabilidad

Demasiados estadounidenses se niegan a asumir la responsabilidad de sus actos. Cuando cometen errores, no los admiten. Hasta pueden decir que están orgullosos de lo que hicieron —lo que sugiere que podrían volver a hacerlo.

Eric y Charlotte Kaufman son perfectos ejemplos. No se llevarán el premio de Padres del Año. Los Kaufman tuvieron pésimo criterio cuando llevaron a sus hijas Lyra, de unu año, y Cora, de tres años, en lo que se suponía sería un viaje alrededor del mundo, en un barco de 36 pies. Según informes noticiosos, Charlotte Kaufman llevó a ambas niñas al médico antes de partir de México, adonde la familia se había mudado el año pasado, desde San Diego. Lyra tenía salmonelosis, bronquitis y una infección bacteriana de las vías respiratorias superiores. La niña estaba tomando tres tipos de antibióticos. Y aún así, los Kaufman, iniciaron el viaje.

Dos semanas después, el barco perdió dirección. Más tarde, comenzó a hacer agua. Lyra no respondió a las medicinas, tuvo fiebre y un sarpullido, por lo que la familia envió una llamada por satélite al Guarda Costas de Estados Unidos. Especialistas de rescate de la Guardia Nacional Aérea de California los sacaron del mar, a alrededor de 1,000 millas de la costa del Cabo San Lucas, México, y los colocaron a bordo del USS Vandegrift, una fragata con base en San Diego, que fue desviada de su misión de entrenamiento y que dedicó cinco días a la misión de rescate.

Una vez a bordo del Vandegrift, Lyra comenzó a recuperarse. Según noticias, miembros de la tripulación adoptaron a las niñas como si fueran sus hijas, reuniendo la ropa que encontraron e improvisando una cuna. Como de costumbre, nuestros hombres y mujeres de uniforme se desempeñaron admirablemente.

No puede decirse lo mismo de los Kaufman. La pareja no mostró ningún arrepentimiento público por poner a sus hijas en peligro ni se disculpó públicamente ante los que los rescataron, para no hablar de los contribuyentes que tendrán que pagar las cuentas.

Una vez rescatados, los Kaufman, emitieron una serie de declaraciones arrogantes, que sugirieron que la pareja no aprendió nada de su angustiosa experiencia.

La primera declaración decía: “Comprendemos que están los que cuestionan nuestra decisión de navegar con nuestra familia… El océano es una de las grandes fuerzas de la naturaleza, y siempre tiene el potencial de superar a los que viven en él o cerca de él. Estamos orgullosos de nuestras decisiones y nuestra preparación.”

Días después, Eric Kaufman escribió la siguiente declaración en su blog: “Hemos estado contentos con la vida marítima que hemos podido compartir con nuestras hijas.” También pidió a los críticos que esperaran a escuchar “todos los detalles” antes de juzgar.

Este crítico ha oído lo suficiente. ¿Qué le pasa a esta gente? ¿Acepta ayuda pero no críticas? Tomaron una decisión errada tras otra. Y carecen del carácter para admitirlo. Así pues, ¿cuál debería ser la respuesta de la sociedad ante este drama en el mar? ¿Debería ser ilegal que los padres pusieran a sus hijos en peligro?

No es necesario. Ya existen leyes que censuran el poner a los niños en peligro. Los Kaufman tienen suerte de que no los procesen. Y aunque la Marina dice que no les enviará la cuenta para cubrir los costos del rescate, debería reconsiderar esa decisión. Después de todo, nosotros acabaremos pagándolas.

The Washington Post Writers Group

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