Crisis marca primer aniversario de Maduro en el poder

“Este ha sido un año en el que se ha demostrado que puede más la lealtad por el comandante Hugo Chávez”, declaró el martes el mandatario en un discurso. “Un año de victorias, cuyo logro mayor es haber demostrado la viabilidad de la revolución para las próximas décadas. La oligarquía no podrá con nosotros”.

Pero su primer año ha sido más parecido a una montaña rusa, en el que jamás disfrutó de los tradicionales 100 días de cortesía, y en los que siempre se desempeñó con una palabra en la boca: Chávez. Doce meses en los que fue perdiendo popularidad por culpa de la crisis económica, pero en los que gracias a las superrebajas socialistas a la fuerza de noviembre ganó las elecciones municipales y recuperó parte del brío perdido.

“Maduro es pueblo”, repetía estos días la propaganda gubernamental en medios y televisiones, mientras el Presidente rebuscaba cifras que taparan el desastre económico. Y tanto buscó que hasta encontró una excusa estadística para sostener que “el combate contra la inflación ha sido efectivo”.

Las cifras arrojan todo lo contrario: Venezuela cerró 2013 encabezando el ranking mundial de inflación, por encima del 62%. La cifra interanual ronda el 59%, pese al empeño del Gobierno de ocultar los datos. Algo parecido sucede con la crisis de escasez y desabastecimiento de alimentos y productos básicos, que se agravó a lo largo del año y que obligó al venezolano a hacer una cola tras otra para conseguir su canasta básica.

Cifras también muy negativas en la lucha contra la inseguridad: Venezuela se ha convertido en el segundo país más violento del planeta, según la ONU. Alrededor de 25,000 homicidios en 2013, estimaron fuentes independientes.

La Ley Habilitante

Maduro quiso ser como Chávez en 2013. Para ello, exigió a sus diputados que le entregaran una Ley Habilitante, que le permite gobernar a golpe de decreto durante un año. Gracias a este poder superpresidencial en un estado absolutamente presidencialista, Maduro aprobó la polémica Ley de Precios Justos, que impone ganancias máximas del 30% a los comerciantes. Una ley reclamada durante meses por el sector ortodoxo de la revolución, pero que ahora mismo vive una especie de letargo.

“El Sicad 2 (sistema complementario de administración de divisas) hará inaplicable los criterios de implementación del estatuto, a menos que se plantee a los empresarios una revisión de los precios regulados”, advirtió el economista José Guerra.

El sistema de cambio “bizantino” (según The Economist) que rige en Venezuela dificulta enormemente que esta ley se lleve a cabo. Actualmente existe un cambio oficial (6.30 bolívares por dólar), el Sicad 1 (alrededor de 10 bolívares por billete americano), Sicad 2 (a 49.31 bolívares esta semana) y el dólar paralelo (a 64.74 bolívares por billete verde, según el cambio negro de ayer).

El futuro de Maduro

El “hijo de Chávez” cumple su aniversario como presidente en medio de las protestas iniciadas en febrero. Durante los 70 días de marchas, “guarimbas” y represión desmedida, algunos analistas cercanos a las tesis de la oposición más radical quisieron ver a Maduro “casi caído”. Nada más lejos de la realidad. El chavismo sigue controlando todas las instancias del estado, pese a los habituales pulsos entre militares y civilistas, moderados y ortodoxos.

Los líderes opositores Leopoldo López y María Corina Machado exigieron una renuncia, la de Maduro, que nada indica vaya a suceder. Las otras “salidas”, Asamblea Constituyente o enmienda, no caben en la actual situación política. Sólo tras las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, la oposición podría plantear un referéndum revocatorio contra Maduro, una vez transcurridos tres de sus seis años de mandato.