Muere el poeta de El Barrio Jack Agüeros

Fue director de El Museo del Barrio y luchó incansablemente por la comunidad latina neoyorquina

Agüeros celebrando su cumpleaños en 2009 en el restaurante la Taza de Oro en Manhattan.

Agüeros celebrando su cumpleaños en 2009 en el restaurante la Taza de Oro en Manhattan. Crédito: Robin Shulman

Nueva York – Jack Agüeros (1934-2014), un gran poeta, pero, sobre todo, un gran defensor de la cultura latina y de los hispanos en Nueva York, murió el pasado domingo en Manhattan por complicaciones de la enfermedad de Alzheimer, según confirmaron sus hijos.

Fue un hombre al que le definió tanto su brillante obra literaria, premiada merecidamente con el premio mundial Asan de poesía en 2012, como su activismo por ayudar a los más desfavorecidos en los principales barrios latinos de Nueva York, especialmente en East Harlem, donde nació y creció.

Uno de sus grandes logros fue también impulsar El Museo del Barrio, del que fue director entre 1977 y 1986, hasta convertirlo en el referente de la cultura latinoamericana que es hoy en día en Nueva York.

Durante su etapa, la institución se trasladó desde la Tercera a la rutilante Quinta Avenida, donde está ahora, y contribuyó a lanzar proyectos como el Desfile de los Reyes Magos, del que siguen disfrutando centenares de niños año tras año.

Los orígenes de Agüeros sin embargo fueron muy humildes. Su padre era un policía y su madre una costurera que emigraron desde Puerto Rico y, tal como escribió él mismo en uno de sus ensayos, “Halfway to Dick and Jane: A Puerto Rican Pilgrimage”.

“Vivíamos en la calle 111 con la Quinta Avenida… era la época de la depresión y era muy difícil encontrar trabajos”, escribió Agüeros, cuya familia dependió de las ayudas sociales para sobrevivir a aquella época.

Seguramente espoleado por lo que vivió en sus primeros años de vida, al llegar los años 60, Agüeros comenzó a colaborar con organizaciones comunitarias que ayudaban a los hispanos más necesitados del Lower East Side. En ese tiempo también se matriculó en la Universidad de Brooklyn, donde comenzó su pasión por la literatura.

En 1968, su dedicación por el activismo social hizo que fuera nombrado como Subcomisionado de Desarrollo Comunitario, convirtiéndose en el latino de más alto rango político de la Ciudad.

Tal como se escribe su gran amigo y también brillante poeta de origen puertorriqueño Martín Espada, el compromiso de Agüeros fue tal que llevó a cabo una huelga de hambre de cinco días en su oficina para protestar el maltrato de la comunidad boricua por parte de la administración municipal.

Al final perdió 20 libras de peso, pero consiguió que el entonces alcalde John Lindsay le enviase una carta accediendo a cumplir parte de sus peticiones. Entre ellas, que hubiera más funcionarios puertorriqueños y latinos en la ciudad de Nueva York.

A pesar de que escribió poemas, obras de teatro y artículos durante toda su vida, su primer libro de poesía – “Correspondence Between the Stone Haulers” – no fue publicado hasta 1991, gracias al impulso de Martín Espada.

A esta obra le siguieron “Sonnets From the Puerto Rican” (1996) y “Lord, Is this a Psalm?” (2002), además de la gran traducción de las obras completas de la poetisa Julia de Burgos (1996).

Su obra literaria recibió un merecido reconocimiento en 2012 al ser incluida en los archivos de la Universidad de Columbia. Ese mismo año también recibió el premio Asan de poesía.

En los últimos años de su vida, Agüeros no recordaba gran parte de lo que había escrito o lo que había hecho, pero quien escribe estas líneas tuvo el placer de pasar una mañana con él y descubrir un hombre de una viveza y calor humano extraordinarios.

Su legado permanecerá para siempre en la memoria de la comunidad latina neoyorquina.

Le sobreviven sus hijos Marcel, Kadi y Natalia, además de tres nietos.

Tony Bechara, presidente de la Junta Directiva del Museo del Barrio: “Fue un apasionado defensor de El Barrio y de los puertorriqueños de toda la ciudad de Nueva York, y las contribuciones a nuestra comunidad todavía se sienten a día de hoy. Jack fue instrumental para el nacimiento de nuestro desfile de los Reyes Magos y para la evolución del Museo del Barrio hacia una institución con una misión pan-latinoamericana”

Melissa Mark-Viverito, presidenta del Concejo de la ciudad de Nueva York: “A lo largo de toda su prolífica carrera, Jack nunca perdió de vista sus humildes comienzos y siempre se levantó contra la injusticia. Su poesía y cuentos cortos trajeron dignidad a personas y vecindarios en los márgenes de nuestra ciudad”.

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