Imperio de la economía

El sector empresarial de EE.UU. debe haber contribuido al crecimiento de China

A paso lento y sin hacer mucha alharaca los chinos han ido conquistando los mercados mundiales transformándose en el nuevo imperio financiero del planeta.

A paso lento y sin hacer mucha alharaca los chinos han ido conquistando los mercados mundiales transformándose en el nuevo imperio financiero del planeta. Crédito: Morguefile

Al grano

Por curiosidad revisé varios de mis artículos de hogar y encontré, sin sorprenderme, que la mayor parte decía: Made in China. Hace varios años escuché a un financista previendo que la potencia de la economía mundial del futuro sería esa nación oriental.

A paso lento y sin hacer mucha alharaca los chinos han ido conquistando los mercados mundiales transformándose en el nuevo imperio financiero del planeta. Los empresarios, especialmente los de Estados Unidos, buscando rebajar costos, entregaron su producción a las fábricas chinas.

Quienes han sido golpeados por esa dinámica difaman esos productos advirtiendo que son de baja calidad. Es cierto que los chinos perfeccionaron la falsificación, pero no todos son malos. También denuncian la esclavitud laboral donde emplean niños y mujeres sin seguridad social.

La esclavitud laboral no es solo un problema de los chinos. Hay explotación hasta en los Estados Unidos, donde poderosos intereses prefieren no legalizar a los inmigrantes indocumentados con el fin de seguir pagando salarios paupérrimos.

La ambición puede más que la razón. Al llevarse la producción de muchos artículos a China para abaratar costos, en vez de entregársela a Latinoamérica, les trajo más ganancias, pero las pérdidas sociales y políticas son inmensas.

Después de hecho el daño, el estadounidense promedio mira a China con temor, como una competencia peligrosa y desleal y peor aún, como un enemigo potencial que debiera ser atajado antes de que sea tarde. Como dice el dicho popular “ya no es tiempo de llorar”. El cambio de posición en la nueva cima del poder económico es una realidad actual y no como habían pronosticado ciertos expertos que comenzaría en 2019.

¿Occidente debe temer por ese poderío? Sí, porque la humanidad vive un período socio económico y geopolítico trascendental. Por otra parte, Estados Unidos enfrenta una crisis interna de credibilidad y un creciente pesimismo por lo que los ciudadanos ven como una mala gestión del presidente Barack Obama en relación a la economía y a su política exterior que advierten débil.

Al parecer Obama no tiene planeado “contener” a China, por lo menos eso dejó entrever en su reciente gira por los países asiáticos (Japón, Corea del Sur, Malasia y Filipinas), donde fracasó en su intento por asegurar una propuesta en el Acuerdo Comercial del Pacífico, aunque para algunos es conveniente mantenerlo así porque ya tiene un control sobre ese territorio marítimo apoyado por los aliados asiáticos, lo que le permitiría intervenir en los suministros petroleros, de los cuales, en gran parte, depende la economía China que considera la salida al océano Pacífico como un asunto de seguridad nacional y de supervivencia.

Aunque Estados Unidos mantiene su liderazgo militar, China avanza peligrosamente desarrollando armamento con el beneficio de la bonanza económica y sin fanfarria pudiese estar ocultando ambiciosos planes de conquista más allá del mar de china.

Los empresarios y dirigentes estadounidenses deben asumir las consecuencias de lo que ellos mismos propiciaron por sus codicias, al ceder el imperio de la economía a sus sospechosos y virtuales enemigos.

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