Hispana cuenta cómo logro “el sueño americano” en Arizona

La mexicana Rosa Macías logró cambiar de rumbo en un nuevo país y abrise paso como empresaria

Rosa Macías, en una de las tiendas de Mueblería del Sol que la familia tiene en Arizona

Rosa Macías, en una de las tiendas de Mueblería del Sol que la familia tiene en Arizona Crédito: Suministrada

Nueva York— “La primera vez que vine a EE.UU. fue para ver Disneilandia”, dice la mexicana Rosa Macías con buen humor. La segunda vez, en 1990, lo hizo para establecerse en Phoenix (Arizona) como empresaria junto con su esposo, Venancio Macías. Fue un cambio de rumbo en un país nuevo.

Hoy, después de años de aprendizaje, “sacrificios, privaciones, problemas familiares y carencia de tiempo para una vida familiar” enumera Macías, el matrimonio está empezando a pasar el bastón de mando de su empresa de venta de muebles, Mueblería del Sol, a sus dos hijos. Es algo que Rosa Macías, de 54 años, confiesa que no es fácil.

Los Macías optaron por venir a EEUU por sus dos hijos para quienes querían una educación bilingüe y de calidad. Tanto ella, contadora pública, como él, ingeniero civil dijeron adiós a sus trabajos en Ciudad Juarez para llegar a un país con una lengua que no hablaban, una cultura distinta y para hacer algo que nunca habían hecho antes, abrir una empresa.

“La meta la teníamos clara, lo que no teníamos tan claro eran los medios para lograrla, pues nunca habíamos tenido negocio ni pertenecemos a una familia de negocios”, explica Rosa Macías que aclara que, sin embargo, nunca tuvo miedo de dar ese paso.

Su cuñado, establecido en California, les introdujo en el negocio del mueble y en Phoenix, los tres fundaron una empresa. Una vez aprendido el negocio, en 1997, Venancio y Rosa abrieron Mueblería del Sol.

La adaptación no fue fácil recuerda Macías. “Desde el primer día que llegue a este país entendí que todo era diferente, la cultura, el idioma, el sistema de crédito, el financiero, los impuestos, que las leyes aquí se cumplen”, dice.

Esta empresaria fue a la escuela de inglés, “tomé cursos, leí, hable con personas que sabían”. Para entonces la mueblería ya estaba montada y ella además atendía su hogar y su familia. “Iba al supermercado a las 11:00 de la noche o las 5:00 de la mañana”.

Macías recuerda que compró su primera computadora en 1993 por $3,700 y lo tuvo que hacer en pagos pues no podía hacerlo al contado. La operación no fue fácil porque su inglés no era preciso entonces y y el trato no le pareció bueno. Pero la mala experiencia valió la pena porque se dio cuenta de que los hispanos no solo tenían la necesidad de muebles sino además de adquirirlos a crédito. Así que aprendió el negocio y ahora su empresa tiene miles de clientes que han comprado de esta manera.

En la actualidad ella es la que se ocupa de la financiera de la tienda.

El negocio llegó a crecer tanto que Mueblería del Sol pasó de un establecimiento en un centro comercial a tener siete tiendas, 144 empleados y $10 millones anuales en ventas.

Hasta que llegó 2007.

El mercado de la vivienda del que tanto depende el negocio empezó a mostrar las primeras fisuras. Era el principio de una recesión que afectó muy seriamente a Arizona y que se tradujo en una progresiva pérdida de ventas. A ello se unió otra pesadilla, la ley SB 1070 de 2010.

“El peor golpe a la comunidad latina”, recuerda. Aquella ley criminalizaba a todo extranjero que no llevara identificación, entre otras cosas. “Se perseguía a la comunidad latina, hubo redadas”, recuerda. “La gente se iba del estado, los latinos eran nuestros clientes, se perdían las casas… nosotros perdíamos clientes”.

“Pensamos en irnos a Colorado o Nuevo México buscando mercado y probar, pero al final nos quedamos para estabilizar lo que teníamos”, explica.

El negocio ha salido ya de la crisis pero desde 2009 a 2012 operó con pérdidas, se tuvieron que consolidar tiendas, cerrar algunas y despedir a personal, recortar costes con rebajas de sueltos, rentas… “Nos quedamos con 44 trabajadores y bajamos las ventas a $4.8 millones”, dice con pesar.

La recuperación del mercado de bienes raíces, el progresivo fin de los embargos y la estabilización de la población latina ayudó a Mueblería del Sol que durante la crisis contó con los hijos de la pareja, ya en la treintena. “Ellos nos ayudaron a profesionalizar todo más. Es otra generación, son bilingües, conocen mejor el sistema, la tecnología, tienen nuevas ideas”.

Una de estas ideas fue introducir el nombre en inglés. “Del Sol Furniture” y buscar clientela más allá del nicho latino. Ahora ya tienen 60 empleados y en 2013 se despidieron de las pérdidas.

Macías explica que lo más difícil que ha hecho hasta ahora no fue poner el negocio sino gestionar la reciente crisis. No niega que ir dejando el negocio a sus hijos también lo sea pero para ello está teniendo asesoría de la Asociación de Muebleros, entre otras organizaciones.

Ella y su marido son un ejemplo de los millones de inmigrantes que han abierto negocios en EEUU en las últimas tres décadas a un ritmo mayor que el resto de la población. “Pienso que la necesidad nos hace ser persistentes y creativos”, explica.

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