Reyes, un colombiano que detuvo a UPS

Jairo Reyes, a la izquierda en la primera línea, fue despedido y después  readmitido.

Jairo Reyes, a la izquierda en la primera línea, fue despedido y después readmitido. Crédito: Suministrada

Nueva York— El conductor de camiones de correo colombiano Jairo Reyes (48) y la compañía UPS, donde ha trabajado por 24 años, protagonizaron una disputa laboral los últimos tres meses que tuvo revuelo internacional y requirió la intervención de oficiales electos.

Sus colegas, 250 entregadores de la oficina de Maspeth, en Queens, fueron despedidos por protestar una hora y media en solidaridad con Reyes. Luego todos fueron recontratados con costos elevados para las partes.

El conflicto empezó por una pequeña disputa de horarios. Reyes había regresado en enero después de un año de incapacidad tras ser atropellado por un conductor borracho a finales de 2012. Acordó con su jefe, Willy Rodríguez, empezar más temprano porque dice que es la única manera de conseguir un estacionamiento en el Queens Mall. A los días, el representante sindical del Teamstears Local 804, le pidió a Reyes que firmara una queja en la que se pedía que los empleados de más antigüedad pudieran empezar más temprano.

“El 14 de febrero el señor Rodríguez me dijo que estaba despedido por deshonesto. Ignoró el acuerdo que teníamos y así empezó un conflicto de ‘él dijo y yo dije’. Debí haber obtenido ese permiso por escrito”, dijo Reyes, casado y padre de dos hijos.

En el despido, que se ratificó el 26 de febrero, debió haber estado un representante del sindicato y otro de UPS, cosa que no ocurrió. El líder sindical Tim Sylvester alentó a una manifestación de una hora y media a las 8:30 a.m., a la que se unieron 250 empleados. Hasta el presidente de la compañía intervino para que los repartidores empezaran la jornada. Después, a los 250 les dijeron que serían expulsados. Fueron despedidos veinte, luego el número bajó a 16.

Los repartidores fueron a las escaleras de la Alcaldía. El contralor Scott M. Stringer dijo que ejercería presión por los beneficios de UPS, que a veces veía reducidas sus multas por la ciudad. La defensora pública Letitia James, junto al partido Working Families Party, ayudó a recolectar cien mil firmas. Se sumó un miembro de la Internacional Brotherhood of Teamsters.

Todo forzó a que las partes se sentaran a la mesa de negociaciones.

Hace un mes se acordó que todos los empleados serían recontratados, pero el sindicato deberá pagar $250,000 a la compañía por daños y perjuicios. Los manifestantes recibirían diez días de suspensión, mientras que a Reyes no le reconocieron las seis semanas que estuvo afuera.

Mirando atrás, el nativo de Cali reconoce que fue un triunfo que dejó muchas heridas. “UPS perdió en su imagen de que eran tan justos y santos”.

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