Pedro Alvarez, pirata con poder

El quisqueyano  Pedro Alvarez  es la cuota ofensiva de unos Piratas que quieres repetir su buena actuación del 2013.

El quisqueyano Pedro Alvarez es la cuota ofensiva de unos Piratas que quieres repetir su buena actuación del 2013. Crédito: getty images

Nueva York — Del buque de los Piratas de Pittsburgh desembarcó un corsario con raíces dominicanas y un corazón muy neoyorquino para cumplir un sueño de la infancia: Pedro Álvarez.

“Venir a Yankee Stadium fue como un sueño hecho realidad. Venía como niño a los juegos. Y siempre pensaba que un día tendría la oportunidad de jugar aquí en esta ciudad, con el equipo de aquí o en contra. Y este fin de semana ese sueño se hizo realidad”, comentó el tercera base de Pittsburgh.

Aunque suele venir a Citi Field para jugar contra los Mets, por primera vez pisó el estadio de El Bronx como jugador, por lo que ahora puede dar una opinión sobre cuál casa de los Bombarderos le gusta más.

“Esta es la primera vez que estoy dentro del nuevo estadio y me ha impresionado mucho cómo construyeron todo para que tuviera el mismo aire del viejo Yankee Stadium”, indicó. “Pero prefiero el viejo estadio a este por todas las memorias que tengo”.

Hijo de un taxista, Álvarez se crió en Washington Heights y destacó en el equipo de pelota de la escuela privada Horace Mann, en El Bronx, de donde fue becado para jugar en la escuadra de la Universidad de Vanderbilt. De ahí llegó a las Grandes Ligas seleccionado en la primera ronda por los Piratas, el equipo en el que jugó la leyenda, Roberto Clemente.

“Siempre digo que Roberto Clemente ha sido el pelotero latino que más ha influido en el béisbol”, manifestó. “Para mí es un gran honor y privilegio compartir en la misma organización que jugó Clemente por lo que él aún significa en la pelota”.

Pero no sólo comparte. ‘El Toro’, como le apodan por su gran corpulencia, levanta la mano como uno de los líderes ofensivos que han construido el resurgir de los bucaneros. La temporada pasada, Álvarez conectó 36 vuelacercas para liderar en este rubro dentro de la Liga Nacional, de manera compartida con Paul Goldschmidt (Arizona).

“Mi meta es ayudar al equipo a ganar como sea, pegando de hit, corriendo las bases o en defensa”, expresó. “Quiero ayudar al equipo y en eso me estoy concentrando siempre”.

Ayudar al equipo le ha redituado, ya que en 2013 fue seleccionado para el Juego de Estrellas de la Liga Nacional. Su buena fortuna lo acompañó a la postemporada, la primera de Pittsburgh en dos décadas, en la que se convirtió en el primer jugador en la historia de la pelota en impulsar carrera en sus primeros seis juegos de playoffs.

Su poder no fue cosa súbita. En 2012, Álvarez mandó la pelota fuera del parque en 30 ocasiones y desde entonces se ha convertido en una fuente de carreras para la ofensiva de los Piratas, aunque hay quienes señalan a su pobre porcentaje de bateo (.209, en lo que va de este año) y a sus errores a la defensiva (nueve en 2014) como serios defectos.

Su regreso a Nueva York sirvió para romper la mala racha que atravesaba ya que no había pegado de hit en ocho partidos hasta el que conectó en el primero de la doble jornada del domingo, acaso retomando el camino hacia la ruta para sobrepasar la marca de los 30 jonrones que se ha vuelto su firma.

Más allá de eso, ‘El Toro’ disfruta la escala en la Gran Manzana porque allá en Pittsburg la familia se siente muy lejos y a veces no hay tiempo de comunicarse con los latinos que lo siguen.

“Es muy bonito que tu familia te venga a ver jugar”, apuntó. “Quiero que mi comunidad se sienta segura de que yo siempre la voy a representar de la mejor manera porque estoy muy orgulloso de ser latino”.

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