Fin de los teeteros

Las recientes elecciones primarias muestran una baja en la infuencia del Tea Party

En noviembre, cuando los candidatos republicanos compitan contra los demócratas, a los grupos radicales de la derecha no les quedará más camino que aceptar su derrota.

En noviembre, cuando los candidatos republicanos compitan contra los demócratas, a los grupos radicales de la derecha no les quedará más camino que aceptar su derrota. Crédito: La Opinión - / Aurelia Ventura

Republicanos

Los grupos que se encuentran al extremo de la derecha y la izquierda del espectro político de vez en cuando tienen momentos de popularidad y de gloria. Durante esas instancias de regocijo, sus dirigentes se sienten como dioses, hacen y deshacen agendas políticas, dan golpes por aquí y por allá y no se cansan de criticar a sus enemigos.

Sin embargo, estos grupos radicales sucumben por el peso de su arrogancia política. Así sucedió con el John Birch Society y el Minuteman de la derecha, lo mismo que con el Occupy Wall Street de la izquierda. Que en paz descansen.

Los teeteros (simpatizantes del Tea Party) van por ese sendero lúgubre. Entraron por la puerta grande en la política norteamericana. Sus principales armas fueron su oposición feroz al gasto público, reducción de la deuda y control del déficit presupuestario.

A medida que el grupo fue nutriéndose de radicales de la extrema derecha, su agenda incluyó una política irracional contra los indocumentados y una agenda pueril contra los argumentos ambientalistas del calentamiento de la tierra.

En 2009, el apoyo de los teeteros fue crucial en la victoria del republicano Scott Brown para el Senado en Massachusetts. Los demócratas habían tenido un control total de esta curul bajo el dominio de la familia Kennedy.

Desde entonces hasta este año, la influencia de los teeteros en el Partido Republicano fue incuestionable. El senador republicano Marco Rubio de Florida es producto directo de este movimiento, lo mismo que el senador conservador de Texas Ted Cruz.

A diferencia de Rubio, el senador Cruz siempre mantuvo su postura taciturna de los teeteros, nunca los abandonó. El año pasado fue vanagloriado por sus correligionarios por utilizar el mecanismo del “filibusteo” en el Senado para detener el Obamacare. No lo logró.

Hoy, los teeteros están en el filo de la navaja. En las elecciones preliminares de los republicanos de esta semana, el senador Mitch McConell venció fácilmente a Matt Bevin, representante de los teeteros, por una diferencia de 25%. En Idaho, otro republicano moderado en la Cámara Baja del Congreso, Mike Simpson, derrotó a otro teetero, Bryan Smith, por más de 20%. Monica Wehby les dio otro palazo en Oregon, derrotando a Jason Congers con una diferencia de 13% del voto. En Georgia, la ex secretaria de estado, Karen Handel, apoyada por Ted Cruz y Sarah Palin, no logró ganar nada.

Así, los días de los teeteros están contados. En noviembre, cuando los candidatos republicanos compitan contra los demócratas, a los grupos radicales de la derecha no les quedará más camino que aceptar su derrota y posiblemente apoyar a sus correligionarios moderados.

El que gana, en todo sentido, es el establishment del Partido Republicano. Hoy, ya no hay distracciones y pueden encarar las elecciones de noviembre relativamente unidos. Los que pierden son, por supuesto, los teeteros y, en parte, los demócratas.

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