Despedida y más dudas
El Tri vence a Israel pero no convence en el Azteca; Blanco juega 37 minutos y se retira ovacionado

Cuauhtémoc Blanco en su última vuelta olímpica a la cancha del Estadio Azteca, ayer, acompañado de familiares y amigos. Crédito: MEXSPORT
MÉXICO, D.F. La selección mexicana se despidió de su afición con un triunfo de 3-0 sobre Israel, pero deja muchas dudas pues el homenajeado Cuauhtémoc Blanco fue de los mejores del partido y los goles se lograron gracias al arquero visitante. Además, el portero Jesús Corona salió lesionado tras chocar con Javier “Maza” Rodríguez en el segundo tiempo.
El Tri, que ahora tendrá una pequeña gira por Estados Unidos antes de viajar a Brasil para disputar el Mundial, logró el triunfo con doblete de Miguel Layún al 42′ y 61′, además de tanto de Marco Fabián al 85′.
En el primer gol, el arquero Ariel Harush atajó mal el disparo y se le coló a la portería, mientras que en el segundo, al detener el tiro el balón, salió rebotado hacia su portería.
México inició con Cuauhtémoc Blanco de titular, quien jugó 37 minutos hasta que salió por Raúl Jiménez.
Blanco intentó en todo momento ayudar al Tri y al medio tiempo fue homenajeado.
Del resto del equipo poco se vio en el juego.
Marco Fabián buscó y consiguió al 85′ su gol, Andrés Guardado empezó en el medio campo y poco lució ahí, la defensa tuvo poco trabajo porque Israel salió más a defenderse, Javier Hernández entró de cambio y tampoco pudo hacer mucho.
Lo más preocupante fue que al 69′, Corona sufrió un golpe en la cabeza por parte del “Maza” y tuvo que salir.
El delantero Cuauhtémoc Blanco, el último y más irreverente de los ídolos del futbol mexicano, cerró ayer a los 41 años una etapa con la selección de México que dejó una estela de 39 goles, tres mundiales y 122 partidos desde 1995.
Un colmado Estadio Azteca se entregó por completo a Blanco desde que fue relevado a los 37 minutos por el goleador del América, Raúl Jiménez.
Antes de retirarse del campo, Blanco corrió para encontrarse con el guardameta José de Jesús Corona, a quien colocó el gafete de capitán, para luego darle un abrazo y desearle suerte en el Mundial.
Al medio tiempo se le brindó un homenaje y fue ahí donde Blanco se despidió del público de la misma manera irreverente en que siempre actuó fuera y dentro de la cancha.
“¡Viva México, cabrones!”, fue el grito de Blanco que generó la ovación de los aficionados , que así despidieron al ídolo de la cancha del Estadio Azteca.
Al retirarse, Blanco firmó autógrafos y se tomó fotografías con empleados del estadio que se acercaron al jugador del Tri.