Los Borinqueneers: un orgullo militar

La historia del regimiento compuesto por soldados boricuas logra reconocimiento

El veterano Thomás López "Tommy", de 82 años, combatió en la guerra de Corea en 1951 como parte del Regimiento 65 de Infantería del Ejército de los Estados Unidos, conocido como Los Borinqueneers.

El veterano Thomás López "Tommy", de 82 años, combatió en la guerra de Corea en 1951 como parte del Regimiento 65 de Infantería del Ejército de los Estados Unidos, conocido como Los Borinqueneers. Crédito: EDLP.

El silbido de los morteros antes de estallar por doquier, la lluvia de balas y las explosiones de las granadas es lo que recuerda el veterano Thomas López “Tommy” (82) del día en que estuvo a punto de morir — en plena guerra de Corea—, mientras servía en el Regimiento 65 de Infantería del Ejército de los Estados Unidos, conocido como Los Borinqueneers.

Corría el año 1951, y a López, por ser bilingüe, lo habían asignado a la tarea de radio-operador, y lo habían enviado al frente junto con otro soldado apellidado Ortiz, a espiar los campamentos enemigos y a transmitir sus posiciones por radio.

“Nos pasamos 14 días en una cueva, velando al enemigo con binoculares”, dijo López. “Cuando nos dieron la orden de regresar a las posiciones nuestras, bajamos una colina bien grande, y cuando cruzábamos un llano, el enemigo nos atacó”, reveló.

El soldado Ortiz, al verse en medio de la balacera, le dijo a López que los iban a matar y se devolvió a la cueva. Ortiz fue rescatado dos días después. López decidió avanzar, pecho en tierra, ocultándose entre los arbustos, en medio de los disparos y los estallidos de morteros y granadas.

“Yo me encomendé a Dios y le pedí que me sacara con vida de allí”, dijo López.

Cuando López se acercó a su campamento sus propios compañeros, creyéndolo un enemigo, lo atacaron.

“Yo tuve que gritarles en español para que ellos supieran que yo era puertorriqueño, y así dejaron de dispararme”, dijo López.

Cuando llegó, fue que supo que lo habían herido en la espalda, pero no de gravedad, y para sacarle la esquirla de mortero tuvo que someterse a tres operaciones.

López duró 13 meses en Corea y aún hoy, cuando recuerda a sus compañeros que murieron a su lado, se le quiebra la voz y se le llenan los ojos de lágrimas.

Aunque llegó al rango de Sargento, por errores en los registros terminó su carrera militar como soldado raso II (Private II), y nunca reclamó. Tampoco ha reclamado la medalla Corazón Púrpura por sus heridas en combate. En 2000 recibió la Medalla de la Presidencia de Corea, y fue invitado a la Casa Blanca durante la Administración de George W. Bush.

Con cuatro hijos, tres nietos y una bisnieta, López lleva 34 años de su vida como voluntario del Hospital de Veteranos de El Bronx, donde sirve de consejero en beneficios sociales; y en 2010 le dieron una placa de reconocimiento por romper el récord de más horas trabajadas como voluntario, un total de 42,747.

El veterano boricua, nacido en Cayey, llegó a Nueva York a los 12 años de edad, para pasar unas vacaciones escolares con su tío Ángel Cedeño, “pero me gustó tanto el país que me quedé”.

Cuando lo llamaron a filas en el servicio obligatorio, le entregaron dos tokens para el tren (que constaban 5 centavos en esa época) para que se presentara a un puesto militar en Manhattan. Luego de los entrenamientos de rigor, lo enviaron al frente, en la guerra de Corea, conflicto armado que empezó el año anterior (1950), cuando tropas de Corea del Norte invadieron a Corea del Sur.

“Y la sorpresa mía, cuando me vi en los montes de Corea, fue descubrir que los soldados hablaban español”, dijo López.

Era de noche. Extrañado, López le preguntó a un sargento: “¿Qué es esto aquí, que la gente habla español?”. Y el sargento le respondió: “Esto es el Regimiento 65 de Infantería”, le dijo en referencia a la unidad segregada de puertorriqueños creada en 1899.

Al escuchar que se hallaba en dicho regimiento, López dijo que se sintió sumamente orgulloso, “porque conocía la historia del 65 de Infantería en defensa de esta gran democracia, y todos éramos boricuas, excepto los militares de alto rango, que eran blancos”.

Durante el curso de la guerra, el Regimiento 65 de Infantería participó en nueve de los principales enfrentamientos y desempeñó un papel decisivo en varias de las contiendas más críticas. Tal como les dijo su comandante, el Coronel William W. Harris, en 1951: “Muchos los subestimaron cuando recién llegaron a Corea. Puedo asegurarles ahora que no hay nadie que no esté de acuerdo que han demostrado ser excelentes soldados en combate. Son endemoniadamente buenos y estoy muy orgulloso de ustedes”.

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