Catrachos del Bronx ya viven la fiesta

La música del futbol en el condado del mejor beisbol

El comensal Douglas Larios junto a Mari Cruz dentro del restaurante Ruinas de Copán, en El Bronx.

El comensal Douglas Larios junto a Mari Cruz dentro del restaurante Ruinas de Copán, en El Bronx. Crédito: <copyrite>ED </copyrite><person>GUSTAVOMARTINEZ< / person>

@gusnews

Nueva York — Cuando Honduras salga este 15 de junio a medirse en su primer partido del Mundial ante Francia, el olor a baleadas, a pollo con tajadas y curtido flotará sobre las mesas catrachas de esta ciudad que ya esperan anhelantes el inicio de la Copa del Mundo.

“Comiendo así es como mejor se disfruta el fútbol”, comentó Douglas Larios, originario del Departamento de Olancho y residente de El Bronx. “Ya hemos jugado en dos mundiales seguidos, así que sentimos mayor confianza en nuestra selección”.

Pero la confianza de la afición no la comparten los negociantes. Algunos esperan que la gente acuda a sus establecimientos pero saben que mientras ‘La H’ se defiende en los campos de Brasil ellos enfrentarán a un rival difícil.

“Ahora con internet, mucha gente ya no viene a ver los juegos”, manifestó Mary Cruz, gerente del restaurante Ruinas de Copán, en El Bronx. “Se compran su cajita de cerveza y se juntan tres o cuatro y así participan. Ayer jugamos contra Inglaterra y esto estaba vacío cuando antes no cabía la gente”.

Cruz espera que las ofertas especiales y la cocina atraigan a su restaurante a más aficionados a la ‘Bicolor’.

“Esa es nuestra esperanza porque el tiempo de Mundial debe ser tiempo de fiesta, pues”, agregó. “Aquí tendremos los partidos en nuestras pantallas y televisores”.

La esperanza de esta negociante puede que encuentre recompensa en el ánimo que llena a los aficionados hondureños que esperan el inicio de la copa del mundo.

“Tenemos mucho entusiasmo por ver a la ‘H’. Vamos a demostrar que ya no hay equipos pequeños”, afirmó Roberto Bernárdez. “Ahora ya estamos identificados en el mundo porque ya llegamos a los Mundiales”.

La presencia del equipo hondureño hace que otros, cuyos equipos nacionales no calificaron a la competencia, se les unan.

“Yo soy garífuna de Guatemala, pero todos somos uno, y me uno a los garífuna hondureños en esta copa del mundo”, expresó Marcelino Alvarez. “En el fútbol nada está escrito y estamos soñando con que la Bicolor de una sorpresa”.

Es una constante de este tiempo: detrás de la ilusión mundialista y el logro deportivo subyace el interés comercial y la presión por alcanzar buenos negocios en medio de la fiesta

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