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El periodista Jorge Ramos no se da cuenta de sus contradicciones al criticar a los medios en inglés

Jorge Ramos, considerado como el locutor de noticias latinas más popular.

Jorge Ramos, considerado como el locutor de noticias latinas más popular. Crédito: Twitter / Jorge Ramos

Medios

Para Jorge Ramos, el número 2 figura prominentemente en su biografía.

Ramos, considerado como el locutor de noticias latinas más popular, a quien recientemente denominaron “el rostro indiscutido de la radio-televisión de habla hispana”, habla dos idiomas: español e inglés. Se siente en casa en dos países: México, donde nació en 1958; y Estados Unidos, donde ha vivido desde 1983, cuando vino con una visa de estudiante y donde se convirtió en ciudadano estadounidense en 2008. Trabaja para dos redes —Univisión, el gigante del habla hispana, donde se desempeña como locutor del noticiero de la noche y de un programa de entrevistas políticas los domingos; y Fusión, la red creada por Univisión y ABC News, donde es locutor de un noticiero vespertino dirigido a latinos que hablan inglés. Irónicamente, Univisión pasó décadas con la esperanza de que las redes principales continuaran sin prestar atención a ese mismo grupo demográfico.

Finalmente, mientras navega por un sistema político que no parece comprender cabalmente, Ramos a veces muestra dos caras.

Recientemente, dijo a Politico: “Los periodistas en los Estados Unidos son muy amigos de los que están en el poder, [están] muy cerca de los que están en el poder. Se ríen con ellos. Van a la cena de los corresponsales [en la Casa Blanca] con ellos. Almuerzan juntos. Se casan entre ellos. Están demasiado cerca unos de los otros. Pienso que como periodistas debemos mantener nuestra distancia del poder.”

En mayo de 2010, Ramos mantuvo “distancia” asistiendo —junto con otros latinos prominentes, como el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson; el senador Robert Menéndez, de New Jersey; la actriz Eva Longoria y el cómico George Lopez— a una cena de estado dada por el presidente Obama para el presidente mexicano, Felipe Calderón. Los invitados disfrutaron de un ceviche verde de “opah” hawaiano, carne “wagyu” de Oregón en mole negro de Oaxaca y tartas de chocolate y cajeta.

Ese menú es bastante más sofisticado que el sándwich de jamón y la manzana que, según un abogado de inmigración al que entrevisté, es lo que los funcionarios del gobierno de Obama dan, dos veces al día, a los migrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras —en su mayoría mujeres y niños, algunos de uno y dos años— que en la actualidad han sido concentrados, por el Departamento de Seguridad del Territorio, en centros de detención de Texas, tras haber cruzado la frontera mexicano-americana.

Tanto Univisión como Fusion están cubriendo esa historia. Pero han sido más descuidados en la cobertura de la máquina de deportación del gobierno de Obama. ¿Por qué está ocurriendo? ¿Cuáles son los tipos de inmigrantes que se deporta ahora, pero que en el pasado se les permitía permanecer en el país —es decir, esposas maltratadas, menores no-acompañados, víctimas de delitos, etc.? Cuando vi los programas en estas redes, me sorprendió el hecho de que pocas veces se hacen ese tipo de preguntas.

Y pensar que antes de que se lanzara Fusion en octubre, Ramos reclamó para sí la historia de la inmigración. “Será nuestra desde la primera hora,” expresó a The Huffington Post. “No hay duda de ello.”

Por ser alguien que ha escrito sobre la inmigración durante casi 25 años, tengo algunas preguntas. Ramos no parece comprender la complejidad del asunto, a pesar de ser él mismo un inmigrante. Desde su silla de locutor y en entrevistas con todo el mundo, desde New York Magazine hasta The Hollywood Reporter y Fox News, Ramos siempre explica la parálisis de la manera más simplista: es culpa de los republicanos.

¿Está consciente Ramos de que fueron los demócratas quienes, a instancias de los sindicatos, frustraron la reforma migratoria en 2006 y 2007, aprobaron una propuesta en 2010 exclusivamente para imponer la ley e hicieron fracasar la Ley DREAM más tarde ese mismo año —cuando controlaban ambas cámaras del Congreso? ¿Se da cuenta de que por cada miembro del Tea Party de Texas que quiere sellar la frontera porque teme perder su cultura, hay un sindicalista en Ohio, que quiere hacer lo mismo porque teme perder su trabajo? ¿Comprende que los demócratas, al oponerse a la idea de trabajadores invitados, aseguran que ningún republicano apoye la reforma? ¿Comprende que la principal razón de que los demócratas necesitan votos de los republicanos para aprobar la reforma migratoria es porque los demócratas conservadores y pro-sindicatos no quieren legalizar a los indocumentados?

Ramos expresó a Politico: “No veo que se hagan preguntas difíciles en la televisión estadounidense. No veo a los corresponsales que cuestionen a los que están en el poder. Es como un club.”

Durante una reciente visita a Washington, Ramos efectivamente acribilló a preguntas al presidente de la Cámara, John Boehner y al líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid. El enfrentamiento con Boehner fue noticia; no así, el de Reid.

Con respecto a los periodistas de Washington que cubren la inmigración echando la culpa a los republicanos, excusando a Obama y repitiendo como loros los argumentos del gobierno, Ramos tiene razón cuando dice que los medios son un club. Pero lo que no ve es que él es uno de sus miembros.

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