Centroamericanos no solo van al norte

Cuando el aumento en la cantidad de menores y familias centroamericanas se acentuó en mayo de este año llegando a la atención de los medios masivos en Estados Unidos, la crisis ya tenía tiempo ocurriendo en Honduras, El Salvador y Guatemala, y manifestándose cada vez más en la frontera sur de Estados Unidos.

Pero el éxodo de centroamericanos no solo llevaba la ruta hacia el norte: organizaciones que monitorean a refugiados en el mundo señalaron además un aumento en las solicitudes de asilos de esos tres países particularmente de más de 700% hacia otros países de la región co mo Nicaragua, Belize y Panamá desde 2012.

Desde entonces el flujo de menores no acompañados hacia Estados Unidos, principalmente por la frontera sur de Texas, aumentó en 600% de acuerdo a las cifras del gobierno estadounidense. También comenzaron a llegar más adultos con niños menores, casi siempre una madre con hijos. El lugar preferente de entrada se acentuó en la zona del Río Grande en Texas.

Catedráticos que estudian las razones de este éxodo en estos tres países en particular apuntan a una situación de violencia cada vez más acentuada: control de vecindarios y escuelas por maras y narcotraficantes, tasas récord de homicidios, extorsión a pequeños negocios que hace huir a familias y a jóvenes para que se unan a la actividad criminal.

Mientras la pobreza acuciante continúa siendo un problema en la región, otros países pobres no están sufriendo este éxodo, como es el caso de Nicaragua, por ejemplo.

Y aunque en Estados Unidos los republicanos argumentan que la falta de interés del presidente Obama para implementar las leyes de inmigración ha causado esta crisis, porque esto ha creado un incentivo para que los padres tomen el riesgo de enviar a sus hijos al norte porque se les permitirá quedarse en el país o que la implementación de DACA (Acción Diferida) que protege de la deportación a menores indocumentados traídos por sus padres es un anzuelo para que otros menores intenten cruzar ilegalmente la frontera y el caso de México muestra lo contrario.

Los menores provenientes de México que migran solos o buscan reunirse con familiares en Estados Unidos, que en 2009 registró un total de 16,114 cuando el alto índice de violencia estaba en índices alarmantes, ha ido bajando, hasta descender en un 25% este año a 12, 146.

Otro dato importante es que aunque la mayoría de los jóvenes que viene tiene familiares en Estados Unidos, esa no es la principal razón por la que vienen: sus padres citan el temor a la violencia como principal motivación y este temor es de tal magnitud que el peligro extremo del camino parece una alternativa relativamente mejor.

Algunos migrantes en camino reportan haber escuchado rumores de que al llegar con niños a Estados Unidos tienen más oportunidades de quedarse en libertad peleando su deportación.

Otros creen que el rumor viene de las redes de traficantes que lucran con la desesperación de esas poblaciones. Grupos que trabajan en esos países indican, sin embargo, que el deseo de escapar es lo que priva en la decisión para la mayoría de los migrantes.

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