Vacunas y autismo: ¿mito o realidad?

Una fuerte campaña sostiene que las vacunas pueden provocar autismo, pero no hay suficiente evidencia científica de ello.

Todas las madres desean lo mejor para sus pequeños y esto comienza con el cuidado de su salud. Una alimentación balanceada, visitas regulares al pediatra e inmunizarlos para prevenir enfermedades.

Sin embargo, desde hace varios años, gracias a campañas impulsadas por estrellas de televisión, muchas personas han decidido dejar de vacunar a sus hijos con el argumento de que las vacunas contienen ingredientes que producen autismo en los pequeños. La controversia sigue y las consecuencias afectan a toda la población.

La relación entre las vacunas y el autismo se originó en un artículo publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet en 1998. En este estudio, el cirujano Andrew Wakefield analizó apenas 12 casos -un número insuficiente para cualquier investigación- y concluyó que la vacuna triple viral que protege contra sarampión, paperas y rubeola era la culpable por contener un conservante llamado thimerosal, acusado de afectar el desarrollo neurológico de los niños.

En 2007, la actriz Jenny McCarthy escribió un libro, que publicitó en el show de Oprah, donde afirma que su hijo fue diagnosticado con autismo después de ser vacunado. En el año 2008 la actriz afirmó que su hijo había sido curado, y aunque muchos doctores coincidieron en que el pequeño había sido víctima de un diagnóstico errado, la actriz sigue con su campaña antivacunación. Teniendo en cuenta la popularidad del programa, la controversia fue mucha.

No existe ningún vínculo entre la vacuna triple viral y el espectro autista. En el año 2004 diez de los trece científicos involucrados en el trabajo publicado por Wakefield retiraron sus firmas del estudio, además los editores de The Lancet publicaron un artículo para rectificarse.

Asimismo, un periodista llamado Brian Deer develó que Wakefield falsificó los datos de su investigación y se han publicado cientos de artículos que lo desmienten desde instituciones como la Asociación Americana de Pediatría.

La campaña hecha a partir de una investigación científica falsa ha arrojado cifras alarmantes: sólo en Estados Unidos, en 2011 se registró un aumento del 50% de los casos de sarampión y cientos de personas fallecidas, cuando en el año 2000 esta enfermedad se consideraba erradicada de país.

La vacunación es fundamental, pues es el único medio disponible para prevenir y eliminar por completo enfermedades muy contagiosas que pueden ser mortales para niños y adultos. Una vacuna es, sencillamente, una forma de cuidar a tu bebé y a todos los que le rodean.

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