Los maestros de minorías

Educación

Pocos asuntos en la educación son tan importantes como la retención de maestros de alta calidad. Y esa necesidad es doble cuando se trata de maestros que se desempeñan bien y pertenecen a minorías. Hay más de ellos en el cuerpo docente hoy en día, pero aún existen dificultades para retenerlos.

“En las dos décadas pasadas”, escribe Glenda L. Partee en Retaining Teachers of Color in Our Publics Schools: A Critical Need for Action, el último en una serie de informes realizados para el Center for American Progress, “el crecimiento en el número de maestros de color casi se ha duplicado, superando el crecimiento de los maestros blancos. Sin embargo, los esfuerzos exitosos por reclutar maestros de color en escuelas de áreas desfavorecidas, en su mayor parte quedan contrarrestados por el gran recambio por desgaste. En general, los maestros de color tienen tasas más elevadas de recambio que otros maestros.”

Los problemas comienzan con el acceso limitado a programas de alta calidad para la preparación de maestros, y pueden incluir discriminación, cuando la gente de color se abre su camino en el campo pedagógico. También existe un descontento en la profesión del magisterio, debido a los salarios bajos y a una declinación de prestigio.

Obviamente, esos obstáculos son familiares para los maestros de todas las razas, que han abandonado sus carreras o a quien los estudiantes los han llevado casi al llanto, o a quienes sus pares preguntaban por qué no se dedicaban a algo “mejor”.

Aún así, es necesario decir que los maestros de minorías a menudo se encuentran aceptando algunos de los puestos de enseñanza más difíciles del país —por voluntad propia.

Según Partee, los maestros de minorías tienden a enfrentar retos mayores que los maestros blancos —salarios comparativamente menores, mayor preocupación sobre la seguridad en las escuelas, tamaños de clase mayores, recursos de instrucción y oportunidades de especialización más limitadas, estudiantes de desempeño más bajo, y tasas más altas de problemas disciplinarios, que vienen con los puestos en escuelas de alta pobreza. Pero el problema es un apoyo anémico de la administración escolar.

“Niveles bajos de apoyo administrativo, falta de autonomía en la clase y falta de influencia en la toma de decisiones del personal docente … a menudo superan los factores financieros y de recursos, entre ellos el dinero para materiales de instrucción y las oportunidades de desarrollo profesional,” señala Partee.

Estas recomendaciones formativas deberían hacer sonreír a todo maestro: “Para atraer y retener a los maestros de color, estas escuelas necesitarán recursos sociales, humanos, culturales y económicos, así como también estructuras organizativas, que apoyen y potencien a los maestros, por medio de una mayor autoridad en el aula y de una mayor influencia del personal docente.”

Además, la autora sugiere que las escuelas urbanas con alta proporción de minorías deben implementar enfoques de recursos humanos y sistemas administrativos más coherentes, para mejorar las operaciones escolares.

Son medidas de sentido común. Como también lo es el hecho de que si todas las escuelas, independientemente de su composición racial, son más acogedoras, eficientes y profesionales para los maestros de minorías, la tasa de retención de maestros de alta calidad mejorará. Y se ha demostrado una y otra vez que los maestros de mejor desempeño son los que tienen un mayor impacto sobre estudiantes de todo origen y capacidad.

No es fácil hablar de la diversidad entre los maestros. La mayoría de los maestros son blancos, y nada afecta más a una profesión ya bajo ataque que la implicación de que su raza limita su capacidad de ser educadores eficaces en una población estudiantil diversa.

Pero justamente debido a que la raza “no” desempeña un papel en la capacidad de un maestro de ser eficaz, la prioridad debe ser asegurar que buenos maestros de todas las razas y etnias tengan la oportunidad de enseñar en todos los posibles escenarios.

“La importancia de una diversidad real de maestros es parte de la esencia de la enseñanza —queremos que los estudiantes aprendan Matemáticas, Lectura, Ciencias, pero también queremos que sean buenos ciudadanos y participen en un mundo de trabajo que requiere la colaboración en equipos,” me dijo Ulrico Boser, del Center for American Progress. “Hablamos de diversidad de maestros en California, Texas y Arizona, pero en Iowa, en Dakota del Norte, donde la población es menos diversa, esos estudiantes también deben tener maestros cuya apariencia sea diferente a la de ellos, que provengan de orígenes diversos y que puedan ser modelos del siglo XXI, de profesionales cuya apariencia es diferente a la de ellos.”

Retener maestros de minorías es una situación que sólo ofrece ventajas. Se termina beneficiando a todos los maestros —y a todos los estudiantes.

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