EEUU quiere evitar un atolladero en Irak

la Casa Blanca insiste en que Obama no tiene planes de una presencia prolongada de EEUU en Irak solo busca frenar el avance del Estado Islámico

Los yihadistas combaten contra las fuerzas iraquíes.

Los yihadistas combaten contra las fuerzas iraquíes. Crédito: EFE

Washington.- Ganó la presidencia en parte porque prometió sacar las tropas de EEUU de Irak, pero ahora Barack Obama mantiene una campaña de bombardeos aéreos para frenar el avance del grupo terrorista ISIL y evitar un atolladero en ese país.

De hecho, los conflictos en lugares como Irak, Siria y Ucrania han forzado al presidente Obama a dividir su atención de algunas de sus prioridades domésticas.

Obama heredó la guerra en Irak de su antecesor, George W. Bush, pero cumplió su promesa de sacar a las tropas de ese país a finales de 2011.

Solo que ahora el surgimiento de lgrupo terrorista ISIL, considerado una amenaza mayor que Al Qaida, obliga a la Administración Obama a hacer nuevos cálculos políticos y militares en Irak.

El grupo, también conocido como el “Estado Islámico de Irak y el Levante”, es de mayoría suní que busca establecer un califato –un estado islámico trasnacional- basado en el “sharia”, o conjunto de códigos legales usados en la mayoría de los países musulmanes.

De cara a los comicios de noviembre próximo y ante una opinión pública cansada de guerras, la Casa Blanca insiste en que Obama no tiene planes de una presencia prolongada de EEUU en Irak.

Pero el peligro, ahora que Obama ha decidido recurrir al uso de la fuerza letal –aunque con bombardeos aéreos estratégicos – es que la situación de inseguridad se desborde, según expertos.

Por ahora, Obama se resiste al envío de tropas terrestres, y fuentes de la Administración han dejado entrever que el mandatario sopesa el envío de más asesores militares.

En junio pasado, Obama autorizó el envío de un grupo inicial de asesores para ayudar a las fuerzas de seguridad iraquíes a batallar contra ISIL.

El viernes pasado, sin más remedio, autorizó el inicio de ataques aéreos en Irbil y otras áreas que ISIL busca controlar, respaldados con satélites y datos recabados de los servicios de inteligencia.

Su objetivo es debilitar la capacidad de respuesta de los militantes suníes e impedir o retrasar su avance hacia las principales zonas urbanas de Irak, según el Pentágono.

Algunos críticos, como Stephen Biddle, analista del Concejo de Relaciones Exteriores (CFR), un centro de estudios en Washington, temen que la estrategia de bisturí de la Casa Blanca no logrará rescatar a Irak de una nueva guerra.

Existe el riesgo de un nuevo “atolladero”, advirtió Biddle.

Obama también afronta presiones de la bancada republicana en el Congreso, que prefiere una respuesta más contundente contra ISIL.

Mientras, en el frente político, Obama continúa sus consultas con líderes de la comunidad internacional. Su gobierno ya dio un claro respaldo al entrante primer ministro Haider al-Abadi y al proceso para la creación de un nuevo gobierno en Bagdad.

Obama habló por teléfono, por separado, con los primeros ministros de Canadá, Stephen Harper, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sobre la necesidad de continuar la asistencia humanitaria y estudiar opciones para resguardar la seguridad en Mount Sinjar.

La meta de Obama es que todas las facciones en conflicto en Irak puedan dejar de lado sus diferencias y crear un gobierno de “inclusión”.

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