Argentina: mayor recesión e inflación en alza

La tasa de inflación, con cálculos de consultoras, fue cercana al 30 por ciento en el 2013, podría escalar este año al 40 por ciento

Integrantes de la agrupación de las Madres de Plaza de Mayo participan contra la actitud de los fondos de inversión que litigan contra el país suramericano, Fondos Buitre, y respaldar la gestión de la presidenta argentina, Cristina Fernández.

Integrantes de la agrupación de las Madres de Plaza de Mayo participan contra la actitud de los fondos de inversión que litigan contra el país suramericano, Fondos Buitre, y respaldar la gestión de la presidenta argentina, Cristina Fernández. Crédito: EFE

Problemas fiscales, contracción en la actividad y precios en alza eran ya un dolor de cabeza para Argentina. Ahora, con la suspensión de pagos, también conocidos como “default”, hace prever que los problemas se agudizarán.

Los fondos buitre han complicado a Argentina desde semanas atrás a poder hacer el pago de compromisos a acreedores de la deuda reestructurada.

Amplía al respecto la agencia EFE:

De acuerdo con los últimos datos oficiales disponibles, el producto interno bruto (PIB) argentino se contrajo en el primer trimestre un 0,2 por ciento respecto al mismo período de 2013.

Mucho antes de esta nueva crisis de deuda, consultoras privadas vaticinaban que ni en sueños se alcanzaría este año la meta presupuestaria de expansión de un 6.2 por ciento del PIB y que, por el contrario, el crecimiento sería magro e incluso nulo, pero con el nuevo escenario se proyectan caídas de hasta el 3.5 por ciento.

“Con el default, vemos un escenario claramente más complicado. El aumento del riesgo país y la mayor incertidumbre limitarán aún más el ingreso de financiación externa mientras que la oferta de los exportadores caería aún más porque se complicará la prefinanciación”, advirtió en un informe la consultora privada Analytica.

Sin posibilidad de regresar a los mercados internacionales, todo hace prever un mercado cambiario sometido a mayor presión, con un banco central con poder de fuego más acotado para mantener estable el tipo de cambio y, por tanto, un ritmo de devaluación previsiblemente más acelerado.

“Asimismo, el menor nivel de actividad elevaría el déficit fiscal, forzando una mayor financiación con emisión del banco central, lo que a su vez exacerbaría las presiones cambiarias e inflacionarias”, sostuvo la consultora Ecolatina en un reciente informe.

Si este escenario se concreta, el banco central se vería forzado a intensificar el “cepo” cambiario y a subir las tasas de interés para evitar una corrida cambiaria.

Ambas medidas, según Ecolatina, impactarían “negativamente sobre el proceso productivo, afectando la provisión de insumos importados y el acceso al crédito a tasas de interés razonables”.

En cuanto al tipo de cambio oficial, la mayor parte de los expertos vaticina una corrección para estimular las exportaciones y tratar de acotar la brecha del 60 por ciento entre el precio de la divisa estadounidense en bancos y casas de cambio y el que se paga en el mercado informal.

Con este panorama, la inflación, que había logrado estacionarse algo por encima del 2 por ciento mensual a fuerza de un creciente retraso cambiario, “volverá a acelerarse, profundizando la caída de los salarios reales y del consumo, el cual ya venía mostrado claras señales de enfriamiento“, advirtió en un informe el Banco Ciudad.

Así, la tasa de inflación, que en 2013, de acuerdo con cálculos de consultoras, fue cercana al 30 por ciento, podría escalar este año al 40 por ciento, según proyecciones privadas.

Los expertos advierten de que cuanto mayor sea la duración y el alcance de la cesación de pagos, mayor será la intensidad de los impactos.

A medida que pasan los días va ganando la probabilidad de un escenario de prolongación del default hasta 2015. En este caso, se abre una coyuntura de elevada incertidumbre para los próximos meses, asociada a los posibles caminos y derivaciones que se desprenden del evento de default”, indicó el gerente de Desarrollo de Negocios de la consultora de Abeceb, Juan Pablo Ronderos.

Entre las consecuencias, Ronderos apuntó que quienes estaban esperando tener más claro el panorama para tomar sus decisiones de inversión, producción y empleo serán más “conservadores”, demorando desembolsos y convirtiendo “muchas suspensiones laborales en despidos”.

Tal vez la buena noticia es que, en esta oportunidad, el default encuentra al sistema financiero sólido, tendiendo a ser un amortiguador y no un propagador de la crisis. Los bancos se encuentran con liquidez y capital excedente, con una bajísima exposición al sector público y cubiertos ante una posible devaluación”, aseguró el Banco Ciudad.

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