El Bronx: ‘Sol, arena y salsa, eso es vida’

En Orchard Beach se combina la playa con la salsa para jóvenes de todas las edades

No todo es música y playa, también hay que refrescarse con los productos típicos boricuas.

No todo es música y playa, también hay que refrescarse con los productos típicos boricuas. Crédito: Humberto Arellano / El Diario

@Zaira_Reporter

@c_loboguerrero

En Orchard Beach el mar baila salsa, dicen los bañistas de la tercera edad que acuden al popular enclave de El Bronx, con güiro en mano y el Conjunto La Perla de Ponce a todo volumen en la radio.

“Sol, arena y salsa. Eso es vida”, dice Tomás Loyarte (69) sin dejar de tocar la campana de bongó. Su piel embardunada de aceite brilla bajo el sol bravo del mediodía, y el sudor recorre su frente. “No hay cosa más buena”.

Loyarte, original de Ponce, cuenta que tiene más de 50 veranos bailando salsa en esta milla de playa artificial de arena blanca creada en 1930 por el urbanista Robert Moses. Originalmente fue nombrada Bronx Riviera, pero más tarde los residentes la rebautizaron como Puerto Rican – o Nuyorican – Riviera.

“Las primeras familias boricuas que llegaron a Nueva York hicieron suya esta playa sembrando la alegría de la salsa”, expresó Loyarte. “Los hijos, nietos y bisnietos de esas familias mantenemos viva la tradición. Es un ritmo que se lleva en la sangre”.

Olga Méndez (60), nacida en Vega Baja, expresó que desde 1946 visita la playa todos los fines de semana desde el inicio del verano hasta el Día del Trabajo, cuando se cierra al público.

Ver: Salsafest aviva el ritmo en el Condado

“Soy salsera de corazón”, grita para hacerse escuchar entre el estridente son del Gran Combo de Puerto Rico que emana de una bocina adaptada a un viejo reproductor. “La orquesta viene conmigo, la fiesta no espera”.

En otro extremo de la playa, Luis Rodríguez (57) arriba montado en una peculiar bicicleta cargando en el ‘porta bultos’ una potente bocina. A varios pies de distancia se escucha la Orquesta Costa Brava y los bañistas lo reciben con aplausos, listos para iniciar un baile improvisado.

“Vengo a Orchard Beach desde los siete años, ésta es mi casa”, dice Rodríguez mientras acomoda una silla de playa a la sombra de los árboles. “Sin salsa no hay playa. La salsa es el alma de la Nuyorican Riviera”.

Lo que muchas de estas personas que bailan en la playa probablemente ignoran es que el ejercicio al aire libre en la tercera edad es bueno no solo para el cuerpo, sino para el cerebro.

“El ejercicio ayuda a la persona a ser físicamente fuerte, capaz y ágil, además de mantener el balance, que es un ejercicio cerebral: evita que las personas pierdan el mismo y caigan fácilmente”, dijo el doctor Héctor Javier Castro.

Pero, según recomienda el experto, siempre hay que tener cuidado antes de empezar cualquier actividad física.

Castro citó como primer paso, antes de iniciar una rutina de ejercicio, que la persona se deba someter a una evaluación médica. “Depende mucho del estado de salud del individuo el tipo de ejercicio que más le beneficie. Además, hay que tener en cuenta si está tomando algún tipo de medicina”, dijo.

Para el especialista en geriatría y neumología con práctica en Nueva York, la llamada tercera edad ha cambiado en la última década. Antes se encasillaba a las personas a partir de los 65 años como en etapa de retiro laboral. “Ahora esa edad inicia a partir de los 70 a 75 años, debido a que las expectativas de vida han aumentado”, explicó.

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