Arepa Lady, Colombia en Queens (video)

María Piedad Cano pasa a sus hijos uno de los nombres más reconocidos de la cocina de este país en Nueva York

María Piedad Cano con su nuera, Nelly, a la puerta del restaurante Arepa Lady.

María Piedad Cano con su nuera, Nelly, a la puerta del restaurante Arepa Lady. Crédito: <copyrite>Gerardo Romo</copyrite><person> < / person>

En el mundo de los cocineros y vendedores de la calle a María Piedad Cano se la conoce como Arepa Lady. Entre los neoyorquinos, su carrito, del que salen estas delicias de su Colombia natal , es una institución para la que abundan buenas críticas escritas en inglés en la prensa e Internet.

Cano, que se instala en la noche de los fines de semana en la Avenida Roossevelt, calle 79, de Queens, admite que es muy conocida entre el público no latino. “Si la fama fuera plata sería millonaria”, dice entre risas.

“Me conocen más porque he salido mucho en la prensa americana”. De hecho, fue un periodista estadounidense quien empezó a referirse a ella como Arepa Lady y le animó a abrir un restaurante.

Hoy este local está abierto aunque Cano, a los setenta años, sigue sacando su carro de arepas. “Es difícil dejar la calle”, dice con buen humor aunque reconoce que se le hace duro este trabajo con el que ha sustentado a sus cuatro hijos durante casi 30 años.

El restaurante, Arepa Lady, lo han abierto dos de los cuatro hijos de Cano, Alejandro y Douglas, además de la esposa del primero de ellos, Nelly.

Cano ha transferido dos cosas fundamentales a esta empresa abierta por la segunda generación: el nombre que la distingue entre su fiel público y sus famosas arepas.

Sobre estos cimientos el local abrió hace unas semanas a dos cuadras de donde Cano tiene su carro. Nelly dice que va bien. “No se nos reconoce como un negocio nuevo sino como una expansión. Es nuevo pero está acreditado”, explica. Y Cano, o doña Piedad que es como se la conoce, asiente. “Yo les colaboro”.

“La idea es que yo no trabaje más pero están empezando, tienen deudas y las madres no podemos estar quietas”, dice. “La propuesta es que ellos me colaboren cuando yo vuelva a Colombia a jubilarme”.

Cano llegó a EE.UU. desde Colombia en 1984 con sus cuatro hijos y su esposo del que se separó poco después. Llegaron sin documentos dejando atrás la violencia que se vivía en un país en el que el trabajo de Cano era peligroso. Licenciada en leyes, Cano ha sido juez, funcionaria e incluso alcalde de dos pueblos en el departamento de Antioquía.

En EE.UU. no hubo sitio para sus títulos y fue un amigo quien le puso en contacto con otro colombiano, famoso en el barrio conocido como La Paisa, que ya tenía asentado su carro de comida. Cano empezó trabajando con él pero poco después él le sugirió que abriera su propio negocio.

Cano perfeccionó la receta de arepas de una amiga y durante mucho tiempo, esperó una licencia que no llegó hasta hace cinco años. La policía le ha requisado su rudimentario puesto y grill más de tres veces.

“Ha sido una vida dura”, reconoce, “pero no se puede tirar la toalla cuando se tiene que alimentar a cuatro hijos”.

Fueron ellos los que propusieron el negocio del restaurante. Para los hijos no ha sido fácil tampoco porque a lo caro de los alquileres se suma que el constructor que les renovaba el local no mostró interés y les retrasó la apertura durante meses.

Finalmente acudieron al Small Business Services de Nueva York, una agencia que ayuda a pequeños empresarios y su acelerador de empresas les permitió conseguir las licencias en tiempo récord.

A doña Piedad se la ve contenta en el restaurante y como buena emprendedora tiene una sugerencia par a sus hijos, “ahora tienen que innovar”

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