Los corazones de las madres

El miedo que experimenta una madre no para nunca

@ElviraArellano

Cuando vi a la madre de Mike Brown en su funeral en Missouri el lunes pasado, vi una cara como las que he visto con demasiada frecuencia.

Es la cara de las madres centroamericanas que buscaban sus hijos e hijas que han “desaparecido” durante sus viajes al norte.

Es la misma cara que vi durante el fin de semana en Waukegan, Illinois cuando tuvimos una reunión con familias para obtener abogados que representen a los niños detenidos en la frontera. Como habíamos pensado, la mayoría de estos niños tienen parientes en los Estados Unidos. Los padres y las madres han estado trabajando y enviando dinero para que otros cuiden sus hijos, hasta el momento en que decidieron que la situación en Honduras o Guatemala ya era demasiado peligrosa para permanecer. Entonces los padres y las madres hicieron arreglos con amigos para llevar a los chicos a la frontera. Actualmente, estas madres y padres se están presentando para recoger sus hijos en los centros de detención.

Hablé con los niños, algunos de los cuales apenas tienen 2 o 3 años. También hablé con sus madres. Muchas de ellas no tienen documentos y, no obstante, recogieron sus hijos sabiendo perfectamente que era posible que Inmigración las pueda arrestar y deportar.

Si el Presidente Obama cumple con su promesa de emitir órdenes ejecutivas en septiembre, algunas de estas madres y padres podrán calificar para un estatus legal temporal como el que tienen los “soñadores”. Esta situación de seguridad legal les ayudará a rescatar a sus hijos de los abusos que ocurren en los centros de detención.

La Familia Latina ha declarado que septiembre se considere el “Mes de Libertad del Miedo”. Esperamos unir a gente de las comunidades afronorteamericanas y latinas que viven con el miedo de que sus hijos acaben abatidos por la policía, con la gente de nuestras comunidades inmigrantes que viven con el temor de que sus hijos y cónyuges sean deportados.

El miedo que experimenta una madre no para nunca. En la noche nos levantamos cuando nuestros bebés tosen para asegurarnos que van a sobrevivir hasta la mañana. Los vigilamos cuando son chiquitos y por primera vez cruzan la calle. Vigilamos cuando salen de la casa rumbo a la escuela o a una fiesta el viernes por la tarde, preocupadas que tal vez no van a regresar. En la cara de la madre de Mike Brown pude ver la resignación que esta batalla se había perdido, que sus peores temores se habían realizado. Pero vi también vi la cara de valentía y determinación que desde ahora nuestros hijos no deben vivir atemorizados, que ya no nos van a quitar nuestros hijos. Ruego que esta nación escuche a sus madres

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