‘Domésticas’ desconocen sus derechos
Trabajadoras indocumentadas son propensas al maltrato, abuso y robo de salarios en todo el país
MIAMI (Notimex). De lunes a sábado María Antonieta García maneja su auto a la exclusiva zona de Cayo Vizcaíno, donde se encarga de la limpieza de una lujosa mansión, incluidas actividades como planchado y lavado de ropa.
García llegó a Miami procedente de Olancho, Honduras, hace 11 años y de inmediato consiguió trabajo como empleada doméstica.
En su casa vive con tres primas que han ido llegando por la frontera en forma paulatina desde su arribo y se dedican a la misma actividad.
“No es difícil encontrar trabajo en Miami y tampoco te piden muchos papeles, la cosa es que demuestres que eres una persona de confianza”, contó García, quien ha trabajado los últimos siete años en la misma casa y por las tardes se dedica a cuidar niños.
García, de 40 años, no tiene licencia de conducir y ha estado expuesta todo el tiempo a ser detenida por la policía en una infracción de tránsito y ser entregada a las autoridades migratorias que terminarían deportándola.
La historia de García es muy común en Miami. La Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas estima que existen unas 95 mil empleadas de este tipo en el sur de Florida, en su mayoría inmigrantes, muchas de ellas indocumentadas, pero otras con visas de trabajo.
Pero con documentos o sin ellos, según autoridades y activistas, este tipo de trabajadoras a menudo tienen historias en común, en las que muchas de ellas desconocen sus derechos y son propensas al maltrato, abuso y robo de salarios.
Will Granit, director de distrito del sur de Florida de la División de Horas y Salarios (WHD, por sus siglas en inglés) del Departamento del Trabajo dijo que una de las violaciones más comunes es que un empleador no le pague su salario a un indocumentado.
Marcia Olivo, coordinadora del concejo de justicia del Centro de Trabajadores de Miami (CTM), indicó que los abusos son comunes y las mujeres no lo reportan ya sea por su estatus migratorio o porque si tienen documentos temen perder su trabajo.
Debido a ello la WHD emprendió una campaña en la actualidad para concientizar a los trabajadores sobre sus derechos laborales sin importar su status migratorio.
“Los empleados que sufran una violación a sus derechos porque no les pagan lo que les deben o reciben amenazas deben denunciarlo”, dijo Grant.
También recientemente el CTM lanzó una campaña para concientizar a las empleadas sobre sus derechos laborales con la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar.
Casos extremos de abuso se han registrado en Florida en los últimos años, como el de una profesora haitiana, Maude Paulin, que mantuvo por siete años a Simone Celestin trabajando para ella como esclava tras traerla de Haití y fue sentenciada a una pena de cárcel en 2008.
Un año después, Alejandra Ramos y María Castro, ganaron una demanda de 125 mil dólares en salarios caídos en una corte federal a un ejecutivo de la empresa IBM y su esposa, Javier Hoyle y Patricia Perales, que las trajeron de Perú con documentos oficiales.
La Red Internacional de Trabajadores del Hogar estima que existen unas 2.5 millones de empleadas domésticas en Estados Unidos, la gran mayoría mujeres inmigrantes.
Estas mujeres son especialmente vulnerables por su género, estado migratorio, bajo nivel de educación y confinamiento en lugar de trabajo, de acuerdo con la Red.
Activistas que defienden los derechos de las empleadas estiman que la mayor parte de los abusos aparecen en las zonas en las que se concentra la riqueza, como Nueva York, Washington, Los Ángeles, San Francisco y Florida.
En la actualidad el Centro de Trabajadores de Miami trabaja para que los gobiernos a nivel local y estatal incluyan en sus códigos laborales protecciones y derechos para las empleadas domésticas.
Estados como Nueva York, California y Massachusetts ya han puesto en marcha medidas en ese sentido.