Familias mexicanas perpetúan la fiesta de quinceañera

La tradicional celebración es más que un evento para festejar entre amistades

Martha Flores prueba la corona y ramo de quinceañera a su hija Gisel Cabrera durante uno de los ensayos para la gran fiesta.

Martha Flores prueba la corona y ramo de quinceañera a su hija Gisel Cabrera durante uno de los ensayos para la gran fiesta. Crédito: <copyrite>ED. </copyrite><person> Fotos: Gerardo Romo< / person>

@Zaira_Reporter

Nueva York

Martha Flores (42) estaba por cumplir los 15 años cuando emigró de su natal Puebla a Nueva York. Lejos de sus padres y necesitada de un empleo, no pudo celebrar una fiesta de quinceañera como hubiera deseado, pero desde que se casó con Florencio Cabrera, se prometió que sus hijas tendrían la celebración que un día anheló.

“Tengo tres hijas y mi ilusión siempre fue hacerle quinceañera a cada una”, comentó la orgullosa madre, residente de El Bronx. “Mi hija menor, Aidé, tiene 10 años y ya estamos ahorrando para su fiesta”.

Flores celebrará los 15 años de su hija Gisel Cabrera el próximo 27 de septiembre. “Los 15 años es más que una razón para brindar entre amigos. Nuestras niñas se convierten en mujercitas y al celebrarlas las bendecimos”, explicó Flores.

El gran día de una quinceañera mexicana es más que un vestido estupendo y un peinado impecable. Para familiares y amigos, cada elemento simboliza la madurez de una señorita que promete enorgullecer a sus padres.

Flores asegura que el ansiado evento involucra años de ahorro, pero los meses previos a la fiesta son los más intensos.

Los preparativos del ceremonial inician al elegir el ajuar tradicional y el séquito de 14 chambelanes y uno de honor que acompañarán a la festejada. Son jóvenes, generalmente primos y amigos, que escoltan a la chica y participan en el vals. El baile, a paso lento o ritmo vibrante, es la cumbre del festejo.

La búsqueda de padrinos, quienes ayudan con los gastos de la fiesta, es uno de los momentos más solemnes para la familia. Por lo general se seleccionan padrinos del traje y/o la corona, del pastel, y otros cooperan con los gastos de la fiesta.

“Con respeto se solicita la generosidad de parientes y de los amigos más cercanos. En sus fiestas nosotros hacemos de padrinos, en nuestra fiesta ellos nos devuelven el favor”, explicó Flores. “Es una costumbre de nuestros pueblos, se trata de un lazo para toda la vida”.

El gran día, antes de partir a la iglesia, los padrinos acuden a la casa de la quinceañera para ofrecerle consejos y buenos deseos. Es una costumbre que la familia les agradezca con un regalo, que puede ser una canasta con comida y botellas de licor, entre otros.

Gisel, la feliz quinceañera, comentó que el festejo de su hermana mayor, Daysi, le sembró la ilusión de un día portar un vestido deslumbrante.

“Al verla tan bonita sentí el deseo de estar en su lugar”, dijo Gisel con timidez.

La quinceañera dijo estar orgullosa de portar un vestido del afamado Adán Terriquez, diseñador de la fallecida cantante de banda Jenni Rivera. El costoso atuendo es un obsequio de uno de sus padrinos.

“Esta es la oportunidad de agradecer el amor de mis padres. Será el recuerdo más querido”, expresó Gisel.

“Me siento muy feliz por la fiesta de mi hermana y también muy ilusionada por cumplir 15 años y llevar un vestido de princesa acompañada de mis padres y de mi familia”, dijo Aidé, quien dentro de cinco años se convertirá en la próxima quinceañera de la familia Cabrera

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