Miguel Arteta: “Ahora es chic ser latino detrás de la cámara”

Entrevista con el director de 'Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day'

Miguel Arteta con Ed Oxenbould, que hace el papel del niño Alexander.

Miguel Arteta con Ed Oxenbould, que hace el papel del niño Alexander. Crédito: Disney

Miguel Arteta nació en Puerto Rico en 1965 de madre española y padre peruano, pero creció en diferentes países de América Latina y terminó estudiando en Boston y en Los Ángeles, donde vive desde hace años. Conocido en el ámbito del cine independiente por films como Chuck & Buck (2000) y Cedar Rapids (2011), ahora da el salto al cine de grandes estudios con Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day.

“Cuando haces una película de Disney tienes que pensar qué significa el palacio del principio”, comenta Arteta. “Las películas de Disney tratan de hacer a la gente feliz. Terminan usualmente de una manera bonita”.

‘Alexander’ cumple esas premisas.

“Lo que me gustó es que esta historia es acerca de apreciar a tu familia y eso es algo que yo veo en mi vida –explica Arteta–. Yo tuve muchos problemas con mi familia cuando tenía 20 y 30 años, pero ahora en mis 40 me doy cuenta de que mi familia es mucho mejor de lo que yo pensaba, de que he tenido muchísima suerte de tenerlos en mi vida”.

Una historia con mucho corazón

El director boricua llegó al proyecto cuando éste ya estaba en marcha con Steve Carell a bordo, lo que le dio confianza.

“Steve es uno de los comediantes más especiales que tenemos”, asegura.

Pero fue el guion lo que le hizo decidirse: “Escogí esta historia porque tenía mucho corazón y pensé que podía poner mi corazón en ella. Si tú puedes hacer una historia en la que puedes poner tu corazón, nada malo puede pasar”.

Aunque en décadas pasadas Disney tuvo éxito con films familiares con actores reales, en los últimos años se había centrado más en películas animadas.

“Quieren hacer películas que se sientan un poco más auténticas que las películas típicas, por eso creo que buscan a directores del cine independiente”, explica.

Arteta asegura que no tuvo que “frenarse” por ser una película de Disney: “Al ser una película de familia no había nada que me interesara hacer más oscuro. La idea era hacer una película de cómo te das cuenta de que tu familia es importante. El estudio y yo estábamos en la misma página”.

“Me gusta rodar con niños”

Carell ya estaba elegido para el papel del padre de Alexander, pero para elegir a la madre necesitaban una persona “bonita, cariñosa, auténtica”. “Jennifer Garner es una de las personas más auténticas de Hollywood”, apuntilla.

Después eligieron a los niños, también buscando “un carácter cálido y bonito”.

“Después de eso sólo quedaba rezar para que se enamoraran entre ellos. Tuvimos mucha suerte. Ellos se quisieron mucho y pudimos rodar cuando estaban conociéndose y aprendiendo a quererse. Y todavía son amigos los tres niños después de un año. La amistad que vimos cuando se estaba filmando era verdad”, asegura Arteta que, contra el viejo axioma del cine, no tiene miedo a filmar con menores.

“Me gusta rodar con niños porque sienten las cosas más frescas, están más entusiasmados. Me gusta la energía. Era importante tenerlos porque la película necesitaba tener un ritmo un poco loco para poder mantenerse y para poder estar en la misma onda de las películas animadas, que se mueven rápido”.

Arteta viene a sumarse al grupo de cineastas latinos que se abren camino en una industria a menudo criticada por falta de diversidad: “Hay muchos directores detrás de la cámara que son latinos. Somos buenos contando historias. Ya se ha probado en la literatura. Hay grandes escritores latinos. Hacer una película es contar una historia, y tenemos facilidad para eso. Más y más están saliendo. Ahora ya es un poco chic ser latino detrás de la cámara”.

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