Exfiscal elogia proceso de paz en Colombia

Para el exfiscal jefe de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Ocampo, la buena noticia en Latinoamérica es que quedó atrás la violencia de estado, como en su Argentina natal durante la Junta Militar que gobernó entre 1976 y 1983, y la cual juzgó como fiscal en 1985 cuando apenas tenía 33 años.

La mala noticia es que sigue la violencia por grupos criminales. “No hay más violencia masiva, lo que hay allá como nuevo desafío es el crimen organizado, sobre todo en México y Centroamérica es muy fuerte, y se puede expandir. En Argentina también tenemos crimen organizado”, dijo Moreno Ocampo a El Diario.

El abogado, que conserva su aire juvenil a sus 62 años, divide su agenda entre Nueva York, Harvard y Yale: “Voy y vengo, trabajo acá de abogado. En Harvard dicto un curso sobre orden global y la corte penal internacional”.

Recientemente pronunció una conferencia sobre genocidio en la New School, y participó en una mesa redonda en el Instituto Cervantes con el abogado y fiscal español Carlos Castresana y su par norteamericano David Tolbert, donde hablaron de los desafíos de países post dictaduras y conflictos armados y pasaron revista a la situación en Iraq, Irán, Corea del Norte, Rusia, y, claro, Latinoamérica.

En tono afable, con celeridad y suave firmeza, Moreno Ocampo se entusiasma al hablar del modelo colombiano de justicia tras décadas de conflicto armado. “Es un país sofisticado que crece económicamente, donde la ley se aplica, sin embargo tiene un nivel de violencia enorme con grupos como las FARC con más de cuatro mil guerrilleros”, dijo.

“Es una combinación muy insólita, y Colombia siempre produce cosas innovadoras. Por ejemplo, el acuerdo con los paramilitares desmovilizó a 25 mil paramilitares. Hay algunos que volvieron, pero muchos que no, inclusive tres mil de ellos fueron presos, eso no lo hizo nadie en el mundo”, agregó.

Impresionado por la fortaleza de las instituciones del país cafetero, Moreno Ocampo alabó las negociaciones del gobierno con la guerrilla de las FARC.

Donde no ve muchas razones para el optimismo es en México: “Es difícil hacer justicia ahí, por el problema de violencia masiva y crimen organizado”, dijo

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