Claves de la elección en el estado de Nueva York

La influencia que pueda ejercer Cuomo sobre los legisladores estatales será decisiva

Andrew Cuomo, saluda a los votantes durante la elección general de 2014 en la Iglesia Presbiteriana de Mount Kisco, Nueva York

Andrew Cuomo, saluda a los votantes durante la elección general de 2014 en la Iglesia Presbiteriana de Mount Kisco, Nueva York Crédito: Getty Images

El gobernador Andrew Cuomo recibió un abrumador apoyo de los votantes latinos neoyorquinos en las elecciones estatales (72%), de acuerdo a las encuestas a la salida de las urnas, que —junto al de los afroamericanos (82%)— fue decisivo para que saliera reelegido. Ahora Cuomo deberá demostrar si en su segundo mandato apoya más claramente medidas que favorezcan a las minorías, a los inmigrantes y a las personas con menos ingresos, como el DREAM Act estatal y una subida considerable del salario mínimo, tal como prometió en su campaña electoral y refrendó ayer en su discurso de victoria.

“Mientras otros estados se muestran desafiados por la diversidad, nosotros la celebramos”, dijo exultante, nada más ser reelegido, tras mencionar explícitamente que Nueva York aprobará la ley que autoriza a los estudiantes indocumentados neoyorquinos a recibir ayudas económicas para la universidad. “En este estado podemos ser de color negro, marrón o blanco, pero todos somos uno”.

Que se aprueben estos proyectos, sin embargo, depende más que de la voluntad del gobernador, de la composición del Senado estatal, cuyo control se disputaban demócratas y republicanos en estas elecciones por un estrechísimo margen, y cuyo resultado aún no se conocía al cierre de esta edición.

Para controlar la Cámara Alta, cualquiera de los dos partidos necesitaba sacar 32 escaños de los 63 posibles, y se esperaba un resultado tan ajustado que es probable que el control de la misma dependa de las negociaciones y pactos de gobierno que se hagan después de los comicios.

Si los demócratas se hacen con el control del Senado estatal, el DREAM Act y otros proyectos proinmigrantes —como la licencia de conducir para indocumentados— tendrían muchas más posibilidades de ser aprobados. Y si lo consiguen los republicanos, la influencia que pueda ejercer Cuomo sobre los legisladores estatales será decisiva para conseguir al menos la aprobación de la ley del sueño, que en la última votación este año fue rechazada por sólo dos votos.

La agenda progresista del alcalde Bill de Blasio para la ciudad de Nueva York depende también mucho del desenlace de la batalla por el control del Senado estatal. El alcalde quiere que se congelen las rentas reguladas para que haya más vivienda asequible en la ciudad, que el salario mínimo suba a $13.13 la hora para adecuarse al coste real de vida y que se suban los impuestos a los más ricos para que haya más dinero para financiar la educación pública, y todas estas facetas están bajo el control de Albany.

  • La ola de los pequeños partidos. La mayoría de los principales políticos latinos de Nueva York pidió a los latinos que votaran al Partido de las Familias Trabajadoras (WFP), un partido minoritario que apoya a candidatos que apoyan medidas progresistas como la subida del salario mínimo, la inversión en la educación pública y las políticas pro inmigrantes. El WFP necesita 50,000 votos para seguir en el boleto en las próximas elecciones.
  • Igualdad para la mujer. Este tema cobró especial importancia en estas elecciones. Apuntando al electorado femenino, Cuomo eligió una mujer como compañera de fórmula, Kathy Hochul, y fundó un partido, el Women’s Equality Party (WEP), para apoyar medidas legislativas que acaben con la discriminación en el trabajo y las desigualdades en los salarios en base al género, y que protejan a las víctimas de violencia doméstica. Nueva York también tendrá esta vez una vicegobernadora, aunque ninguna otra mujer concurrió a las contiendas estatales principales por los partidos mayoritarios.
  • El pueblo vota. Además de los cargos electivos, los neoyorquinos decidirán en las urnas la suerte de tres propuestas: digitalización de propuestas de leyes; redefinición de la autoridad que cambia cada diez años los límites de los distritos electorales; y autorización para que el estado emita un bono de $2,000 millones para construir más aulas de preescolar y acabar con las denostadas “escuelas trailer”.

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