La voz de la conciencia del “monstruo” Giancarlo Stanton

Su formador en la preparatoria, de la que brincó directo a los Marlins, revela el lado poco conocido del hombre del contrato de los $325 millones

Por raro que pueda sonar, el contrato de 325 millones de dólares firmado por el jonronero Giancarlo Stanton, para quedarse con los Marlins de Miami las siguientes 13 temporadas, no le causó sorpresa al que fuera su entrenador en la escuela preparatoria.

Tom Dill y sus coaches del equipo de béisbol de Notre Dame High School, en Sherman Oaks, condado de Los Ángeles, habían platicado de eso desde el año pasado.

“Si me hubieras preguntado en ese momento, te hubiera dicho que el contrato iba a ser de 260 o 280 millones. Ya este año vacilábamos con mis coaches de al menos 300”, dice Dill. “Para nada me dejó impresionado cuando se hizo el anuncio”.

No es que Dill se sienta obsesionado con el tema financiero del que fuera su jugador antes de que a Stanton lo reclutaran los Marlins con la 76ª selección del draft amateur de 2007, un sorteo del que salieron otros destacados como David Price (1) y Madison Bumgarner (10).

Giancarlo es el mejor jonronero del béisbol, quizás el mejor bateador”, dice Dill. “Pudo haber sido el MVP. Puede hacer de todo”.

Dill, el manager de béisbol de esta preparatoria que se localiza a unas cuantas millas de los Estudios Universal de Hollywood, es algo así como la voz de la razón del nuevo megamillonario del deporte mundial.

Historias de prepa

Desde que llegó a Notre Dame HS, Giancarlo Stanton era un muchacho impresionante. “Siempre se vio fuerte, con músculos en todas partes”, recuerda Dill, quien supuso que el chico al que llamaban Mike, jugaría fútbol americano por su musculatura. Giancarlo, de hecho, fue un destacado jugador de tres deportes.

“Giancarlo era un espécimen físico especial. Con nosotros realmente mejoró su mecánica de lanzar, siempre tuvo un brazo fuerte, pero en eso trabajamos mucho. También le ayudamos a que fuera un bateador no sólo de poder, sino más consistente, de promedio”, comenta Dill sobre el desarrollo del ahora pelotero de moda.

El también decano o dean de Notre Dame HS comparte una anécdota que atesora entre sus recuerdos.

Antes de su temporada de senior, su última en la escuela, Giancarlo fue a la oficina de Dill y le dijo que no jugaría básquetbol, que sólo haría béisbol y fútbol americano para enfocarse más en su desarrollo como pelotero y buscar una beca universitaria.

Dill sacó una hoja y le preguntó a Giancarlo cuáles eran sus deportes favoritos, a lo que el estudiante dijo que primero básquetbol, segundo béisbol y tercero fútbol americano. Y luego el decano le preguntó en qué deportes creía que era mejor, a lo que el atleta respondió que primero fútbol americano, segundo béisbol y tercero básquetbol.

“¿Me estás diciendo que estás cortando tu deporte favorito? Eso no tiene sentido para mí”, le dijo el experimentado educador. “Claro que le dije que el béisbol es el deporte en que era mejor. Pero le dije que debía de jugar el deporte que más le gustaba. Mike jugó los tres deportes como senior y lo hizo muy bien, y estoy seguro que hacerlo le ayudó.

“Y creo que ahora Giancarlo está de acuerdo conmigo en que el béisbol era su mejor deporte”, estima Dill entre risas.

El valor del respeto

Tom Dill, en su temporada 23 como piloto de Notre Dame HS, ha ayudado en el desarrollo de otros peloteros que llegaron a las Mayores como Jorge Piedra, Greg Hayes, Brendan Ryan y Chris Dickerson, quienes periódicamente vuelven al campus para entrenar, a veces al lado de los estudiantes.

Por supuesto le hace sentir bien cada vez que uno de sus expupilos aparece en un campo de MLB. Pero lo que más le enorgullece es la calidad humana que muestran.

Una ocasión, un jugador del equipo sufrió un pelotazo en la cabeza que requirió dos cirugías cerebrales. El coach les dijo a Stanton y Dickerson de la mala noticia, y que había peligro de que el estudiante no se salvara.

El jonronero de los Marlins envió un paquete con un jersey firmado, un jersey con el nombre del chico hospitalizado y una playera de los Marlins firmada por todo el equipo, mientras que Dickerson, quien pasó por los Yankees, Orioles e Indios, mandó un bate firmado.

“La verdad es que todos estos hombres fueron talentosos desde que llegaron aquí”, reconocen Dill. “En el caso de Giancarlo nadie puede llevarse el crédito. Nosotros fuimos afortunados de haberlo coacheado. Yo me enfoco más en la persona, porque puedes ser talentoso, pero Giancarlo juega al béisbol como se debe. No avienta su casco si el umpire le marca mal un ponche.

“Giancarlo respeta el juego. Esas cosas son más importantes que lo exitoso que puedas ser; el cómo tratar a la gente. El objetivo principal aquí es que queremos que los hombres jóvenes vayan y sean buenas personas”.

Aquel jonrón descomunal

Tom Dill ha visto, como todos los aficionados, los descomunales jonrones de Giancarlo en las Ligas Mayores, donde nadie batea más lejos que él. Pero hay un batazo del cañonero angelino que el coach siempre recuerda.

Fue en un partido de preparatoria contra St. Paul High School (Santa Fe Springs, condado Los Ángeles). “El coach de St. Paul, Casey Morales, siempre que lo veo recuerda la historia”, dice Dill. “Giancarlo sacó un batazo que el coach creyó que iba a pegarle en la cabeza al pitcher, quien incluso se tuvo que agachar”.

Según el relato, Morales luego pensó que la pelota le iba a pegar en la cabeza al jardinero central. “Pero la pelota fue cobrando altura, siguió viajando y se fue del otro lado. Fue una de esas líneas”.

Fábrica de ligamayoristas

Notre Dame High School es una potencia nacional de béisbol, que además es una de las pocas escuelas preparatorias que cuentan con su propio estadio.

Un total de 11 egresados han llegado a las Ligas Mayores: Pat Gillick, destacado gerente general que ha ganado Series Mundiales; Greg Goossen, el primero en jugar en MLB en 1964; Tom Gamboa, Tim Foli, Jack McDowell, quien ganó el trofeo Cy Young; Bobby Hughes, Jorge Piedra, Brendan Ryan, Chris Dickerson, Greg Hayes y, por supuesto, Giancarlo Stanton.

Oraciones por Giancarlo

Tom Dill dice que cuando Giancarlo decidió hacerse profesional en 2007 le pareció buena decisión porque a diferencia de personas “promedio”, él estaba física y mentalmente listo.

El coach cree que existe una relación especial con la nueva súper estrella del béisbol, quien le escribe y le llama constantemente. Él describe la relación así: “Con algunos jugadores yo soy como una figura paterna, pero Giancarlo tenía a su padre (Mike), que estaba en todos los juegos. Yo diría que hay respeto entre nosotros. Creo que él diría que aprecia que yo estoy aquí para lo que necesite y que me enfoco en las cosas que importan.

“Giancarlo no ha cambiado un ápice en todo este tiempo y espero que siga siendo la misma persona después de este contrato”.

En la semana del anuncio del contrato récord de 325 millones de dólares, Dill le envió un mensaje de texto a su más distinguido expelotero en la escuela.

“Le dije que estaba rezando por él, porque sé que hay mucho stress y presión que viene con un contrato como éste”, revela Dill, entendiendo que la exigencia y la atención será grande, para bien y para mal. “Hay un costo para cada cosa”.

Dill también dice que le dio mucho gusto lo del contrato simplemente “por la clase de persona que es él. Como gente de béisbol, creo que Giancarlo es un ‘monstruo’. La gente no puede hacer lo que él hace y por eso tiene este contrato”.

El manager de Notre Dame High School comparte su visión de cómo la historia de Giancarlo Stanton puede inspirar a los jóvenes, incluyendo a los hijos de inmigrantes que pueden hallar en la escuela una oportunidad de desarrollo y éxito; un camino para soñar (la madre de Stanton es de herencia puertorriqueña, aunque no se hacía muy presente).

“Desde que empecé a trabajar en el béisbol siempre me he enfocado en la disciplina y el trabajo fuerte”, reflexiona Dill. “Pero conforme he ido trabajando más en esto he aprendido lo valioso que es el talento puro. ¡Él tiene talento!”.

Pero Dill acota que el talento se puede complementar: “No creo que este contrato hubiera sido así de grande si Giancarlo no fuera la persona que es.

“Si tienes un gran talento pero no eres una gran persona, obtienes un buen contrato, pero no este contrato”.

El contrato tiene una larga historia detrás.

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