Los niños y adolescentes también se deprimen en la temporada festiva

Algunos adolescentes y niños tienden a caer en la tristeza durante la Navidad

La depresión infantil o adolescente no se quita con regalos.

La depresión infantil o adolescente no se quita con regalos. Crédito: Shutterstock

Por Patricia Prieto

patricia.prieto@laopinion.com

Aunque no se crea, muchos niños y adolescentes también experimentan la depresión estacional o holiday blues durante la época decembrina.

“La temporada navideña es probablemente la más agitada del año por las compras, el dinero, los compromisos sociales y las reuniones familiares que causan estrés, ansiedad y agotamiento en los adultos. Y, sin querer, ese estrés o ansiedad se lo transmitimos a los niños”, declara Sara Rivero-Conil, psicóloga pediatra en el Miami Children’s Hospital.

Los más afectados con el agobio y la ansiedad de segunda mano son los menores que tienen la tendencia a deprimirse, así como los niños de padres divorciados, separados o con problemas familiares o económicos.

“El problema en los niños o adolescentes de padres separados o divorciados es la tensión que se les presenta cuando tienen que decidir con cuál de los padres quiere pasar cada día festivo”, detalla Rivero-Conil. “Por eso, yo siempre le digo a los padres que no pongan a sus hijos a tomar esta decisión que le corresponde a los adultos”.

Los padres son los responsables directos de planificar los días feriados que van a pasar con los hijos que comparten, puntualiza la psicóloga de niños. “Ellos son los que tienen que negociar e informarle al menor, que de por sí ya está tensionado con la idea de tener que dividir el tiempo para pasar los días festivos con papá y mamá a la vez”, dice la psicóloga.

La situación depresiva se presenta más que todo en adolescentes y niños entre los 7 y 13 años de edad, quienes están ya más conscientes de lo que pasa a su alrededor, especifica Rivero-Conil.

Por ello, como padres, hay que estar atentos a sus comportamientos y acciones en cada temporada festiva.

“El niño o adolescente deprimido tiene cambios en su apetito y sueño; así como en sus intereses, o se pone más callado o rebelde“, detalla la psicóloga pediatra. “Y cuando observamos ésto, tenemos que hablar con ellos para saber qué está pasando en su vida y ver cómo podemos ayudarlos”.

En cuanto a los niños de padres de bajos recursos, que se deprimen por no recibir los juguetes que pidieron, Rivero-Conil dice que hay que inculcar en ellos el verdadero sentido de las festividades decembrinas: “pasar un momento feliz en familia, ya sea con los seres queridos o ayudando a los demás”.

El problema que se presenta con los niños “que se portaron bien durante el año” y no reciben lo objetos materiales que pidieron para la Navidad, es que se sienten desfraudados o culpables.

“Esta situación se puede manejar con un poco de cautela e ingenio. Al menor se le puede comprar un juguete similar al que pidió y, luego de que lo abra, hay que decirle que Papa Noel les dejó a ellos [a los padres] una carta donde les pedía que además lo llevaran al parque, al cine o a comer su comida o helado favorito ‘porque Papa Noel está muy feliz de ver que él es un niño bueno que se porta bien en todo el año'”, especifica la psicóloga.

En resumen, recalca la experta, la clave para evitar que los menores se depriman por no recibir los juguetes que pidieron es enseñarles, desde muy pequeños, que el valor de la Navidad no está en los muchos o pocos presentes que reciben sino en los momentos que pasan en familia, ya sea con ambos padres o con solo uno de ellos

Los psiquiatras y psicólogos especializados en la salud mental de niños y adolescentes recomiendan:

  • Estar pendiente del comportamiento del menor, particularmente si tiene ya un historial de tendencia a la depresión y, de estar ya bajo tratamiento, asegurarse que se está tomando las medicinas.
  • Planificar de antemano con quién va a pasar cada día festivo para evitarle la presión que se le puede presentar al tener él o ella que decidir con quién quiere estar.
  • Bríndarle (con hechos) todo el apoyo y dejarle claro que papá y mamá están allí para ayudarlo/a.
  • Cuando el menor o el adolescente esté hablando sobre lo que piensa o siente, escucharlo en vez de abrumarlo con preguntas, sermones o consejos, ya que los jóvenes tienden a ponerse herméticos con ese tipo de método.
  • Estar antento/a a si duerme las horas suficientes. Los niños y adolescentes deben dormir de 8 a 10 horas cada noche.
  • Seleccionar para la familia una dieta saludable.
  • Anímelo/a a que haga ejercicio. La actividad física ayuda a tener buen estado emocional.

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