No seas la suegra que termina con la Navidad

Las madres tienen más poder en las relaciones de sus hijos del que imaginan, especialmente en esta temporada de fiestas

No te conviertas en una suegra controladora o, si ya tienes una, aprende a lidiar con ella.

No te conviertas en una suegra controladora o, si ya tienes una, aprende a lidiar con ella. Crédito: Shutterstock

No es difícil toparse con alguien que le quiere competir a Santa Claus y pretenda ser el centro de atención en las fiestas de esta temporada y ser una auténtica “mamá-suegra” que lejos de atraer el bello espíritu navideño, lo ahuyente.

No todas las madres que tienen la dicha de ver a sus hijos con una relación de pareja, dedican un momento a reflexionar sobre lo que pueden provocar con comentarios imprudentes, y no importa si el vástago está en la etapa del noviazgo o matrimonio, o si tiene 20 o 50 años de edad. Esas madres tienen un poderoso interés en convertirse prácticamente en la estrella que ilumina la punta del árbol y opacar a quien tengan a un lado.

Stpehan B. Poulter, autor de El legado de las madres, Editorial Urano, explica que cuando la madre de uno de los dos mantiene una actitud indiscreta, irrespetuosa y controladora, puede provocar varios efectos secundarios no sólo en él, también en su pareja como son inseguridad, ira, resentimiento, incluso, generar cierta inestabilidad emocional en entre ambos debido a las comparaciones.

La madre perfeccionista ha sido retratada en un sinfín de películas, novelas, obras de teatro y en todos los programa diurnos de entrevistas. Típicamente, es una mujer excesivamente controladora, aprehensiva y llena de ansiedad”, explica Stpehan B. Poulter y agrega: “Son mujeres impulsadas emocionalmente por la necesidad de mostrarse bien ante los demás y de tener el control definitivo del aspecto que tienen las cosas de su mundo. En la superficie, esta madre parece y actúa como si fuera el centro del universo, como si no tuviera ninguna preocupación visible”.

Es importante pensar sobre el modo en el que se pueden cambiar esas actitudes que traen discordia y problemas al seno familiar y que pueden resultar un auténtico atentado contra la tranquilidad y la buena convivencia.

Stpehan B. Poulter manifiesta que sí existe el estilo materno positivo, que lejos de atraer la discordia como un vigoroso imán, construye firmes vínculos de afecto y lazos entre cada uno de los integrantes. Este estilo reside en algunas virtudes fundamentales, emocionales, mentales y psicológicas como:

1. Comprensión.

2. Construcción de vínculos seguros.

3. Empatía.

4. Compasión.

5. Presencia emocional.

Evitar el juego de las comparaciones superficiales como es la sazón en los platillos, el gusto para la decoración o dedicación para hacer los adornos, hasta temas más profundos y sensibles para todos, puede ser un valioso comienzo para generar un cambio positivo no sólo en la relación con las nueras o yernos, también con los hijos, ya que la manera en la que se vinculen con las parejas de ellos, también es una clara muestra de amor e interés.

La prudencia no es una virtud exclusiva del cierre de año, como tampoco lo es la discreción, por lo que echar mano de ellas puede hacer la gran diferencia. La autora Jill Churchill acuñó la frase: “No existe la madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre.”

Para ver: Monster in Law, dirige Robert Luketic, EUA (2005).

Colaboración de Fundación Teletón México

“La empatía: Nos hace vivir el sentir ajeno”

bojorge@teleton.org.mx

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