El costo de la confianza

El ejercicio del poder es dinámico e implica un acomodo en las posiciones de los factores de poder

Los problemas para un gobierno cuando alcanza una crisis de confianza son muy severos, se impacta su capacidad de gobernar con consecuencias estructurales potenciales.

Con confianza el gobierno negocia con elevados niveles de maniobra porque con confiabilidad y credibilidad los acuerdos que alcanza en la mesa de negociación tienen potencial de ser implantados y se minimizan las resistencias ante sus actos. La pérdida de confianza implica incapacidad para cumplir los acuerdos tomados.

Gobernar implica negociaciones permanentes ante múltiples niveles de decisión y acción; nunca se suspenden las negociaciones; se negocia una decisión y su implantación.

Perder confianza implica complicaciones para los gobiernos; la eficacia se merma por la duda, a veces razonable, de si podrá cumplir, y se cuestiona la eficacia. Un elemento es la permanencia del gobierno y otra es la modificación que habrá en la negociación, cuándo las concesiones a los aliados modifiquen los términos de negociación con los opositores, o las concesiones a los opositores irriten a los miembros de la coalición.

Hay dos niveles de afectación por la perdida de confianza: ciertos factores sociales y políticos le restan apoyo al gobierno dificultando la acción de gobernar; y se generaliza la resistencia a colaborar con el gobierno; de no corregirse esta condición se puede avanzar hacia problemas de legitimidad, que pueden llevar a la crisis de legitimidad, cuya corrección es más compleja, con elevados costos sociales y políticos.

Otro nivel es la modificación de la actitud de los actores políticos que ven la posibilidad de modificar sus cuotas de poder frente a la pérdida de confianza.

Los problemas de la confianza impactan las relaciones del gobierno con la sociedad y otros actores políticos, con el partido del gobierno como con los opositores. La perdida de confianza cambia las relaciones de dominio transformando las expectativas sobre los términos en que se comparte el poder.

El gobierno necesita aliados para manejar su agenda, entre la que se encuentra la continuidad, del grupo dominante y de sus aliados. Esto establece un intercambio constante. En un régimen democrático esto se modifica básicamente durante las coyunturas electorales.

En momentos de crisis el acomodo de poder se tensa. Las concesiones políticas aumentan, porque muchos actores desarrollan una actitud de depredación ante la debilidad del gobierno.

Los gobiernos deben reconocer una crisis de confianza. La arrogancia es mala consejera porque sesga las evaluaciones; el menosprecio es peligroso, porque no hay enemigo pequeño y cualquier protesta, puede ser la chispa que desate un conflicto mayor; adecuar las acciones del gobierno para satisfacer lo que desató la demanda, redundará en un mejor gobierno y una sociedad más satisfecha.

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