Sacerdote de Guerrero se convierte en nueva víctima del crimen organizado

El sacerdote de solo 38 años había sido secuestrado el pasado 22 de diciembre

MÉXICO.- A los delincuentes no les importó que Maximino Martínez, obispo de Ciudad Altamirano en la Tierra Caliente de Guerrero, se pusiera literalmente a sus pies y “con profundo dolor y temor” suplicara para salvar la vida del cura Gregorio López Gorostieta. De todos modos, López recibió un tiro en la cabeza y fue botado después en un descampado.

Hoy será sepultado en Nanchititla, Estado de México, donde nació 38 años atrás.

El cura López fue secuestrado el pasado 22 de diciembre por un grupo armado que lo sacó por la fuerza de un seminario regional en el que se encontraba de visita, pero fue hasta ayer cuando se encontró el cuerpo, un día después de la súplica que hizo el obispo a través de las redes sociales.

Confirman la desaparición del #sacerdote Gregorio López Gorostieta en Guerrero http://t.co/YKECrulZ74 pic.twitter.com/0v6VKVL5NF

— El Sol de México (@elsolde_mexico) December 26, 2014

En los estados de México y Guerrero, donde operan diversas bandas del crimen organizado, principalmente Templarios, Rojos y Guerreros Unidos fueron asesinados cuatro sacerdotes católicos en 2014. Estos crímenes colocan a los curas católicos en la primera línea de fuego, por encima de los periodistas: este año atacaron mortalmente sólo dos comunicadores.

Entre los religiosos ejecutados se encuentra el africano John Sseyondo, quien se encontraba de misión en la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, y se había negado a bautizar a la hija de un reconocido delincuente en la zona una de las regiones más pobres del país.

Estaba reportado como desaparecido hasta que sus restos aparecieron en una fosa clandestina ubicada durante la búsqueda de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala.

El Centro Católico Multimodal (CCM) reportó que desde 1990 han muerto en condiciones violentas un cardenal (Juan Jesús Posadas Ocacampo), 29 sacerdotes, tres religiosos, cuatro sacristanes y un diácono en diversos estados del país, algunos ultimados a golpes.

“Hacemos un llamado enérgico a las autoridades del gobierno mexicano a fin de que brinden las garantías al ejercicio del ministerio sacerdotal en las entidades donde ha repuntado la violencia y opera el crimen organizado”, dijo el CCM en un comunicado.

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