Como Pedro por su casa

El astro dominicano es recibido en su tierra, que le rinde tributo como héroe nacional

Pedro Martínez, aquí en foto de archivo,   arribó ayer a su natal República Dominicana para compartir con sus compatriotas su exaltación al Salón de la Fama del Béisbol.

Pedro Martínez, aquí en foto de archivo, arribó ayer a su natal República Dominicana para compartir con sus compatriotas su exaltación al Salón de la Fama del Béisbol. Crédito: <copyrite>GETTY IMAGES</copyrite><person>< / person>

SANTO DOMINGO

“Que este premio no se vea como el premio de Pedro, sino de todo aquél que siente respeto por mi carrera. Lo disfruto con la República Dominicana, con Latinoamérica, con el mundo entero”, aseguró el ex lanzador de las Grandes Ligas, Pedro Martínez, al referirse a su ingreso al Salón de la Fama de Cooperstown, momentos después de aterrizar procedente de Estados Unidos.

Con palabras emotivas, Martínez atribuyó los logros de su carrera al apoyo que recibió de sus padres Leopoldina Martínez y Paulino Martínez (fallecido); de su hermano, el ex lanzador de los Dodgers, Ramón Jaime Martínez; de su esposa, Carolina Cruz, y de todos sus familiares.

Recordó que su madre levantó una familia de seis hijos “con dedicación y entusiasmo al trabajo”, laborando como doméstica, lavando y planchando en casas de particulares.

Su madre, Leopoldina, aseguró: “En los momentos difíciles, con el pitcheo en su brazo, me preocupaba mucho”, dijo. “Si tú no puedes, tú te aguantas, pero me sale limpio de ahí”, aseguró que aconsejaba al beisbolista.

Agradeció a Dios porque, según dijo, el ex lanzador “pudo pensar en que el dinero no lo era todo, sino pensó en él mismo y pensó en mí y en todos los que tenemos que ver con él”. Gracias a Dios él salió limpio de ahí (de las Grandes Ligas)”.

De su lado, el ex lanzador que comparte con el dominicano Juan Marichal un sitial en el Salón de la Fama, resaltó el papel que jugó en su carrera su hermano Ramón, a quien definió como “un segundo papá”. “Me siento muy honrado y humildemente quiero compartirlo con todos los dominicanos”, dijo.

A mis hijos que vean en mí simplemente el ejemplo de fe y un sendero a seguir. Que me vean a mí, no como padre ni pelotero, sino el sendero que le voy dejando como legado”, sostuvo.

Recordó con emoción que República Dominicana se paralizaba los días en que lanzaba en Grandes Ligas y miles de personas se sentaban en los colmados (bodegas) a mirar los juegos.

Martínez recordó que la llamada de las Grandes Ligas para exaltarlo al Salón de la Fama lo agarró un poco antes de la hora prevista y momentos después de conversar con su madre vía telefónica.

Dijo que al conversar con su madre iniciaron una “cadena de oración”, un tanto inquieto porque, según dijo, no termina de comprender cómo se hacen las votaciones. En ese contexto, recordó la vez en que estuvo a punto de ganar uno de los premios Cy Young de su carrera, pero dos votantes se lo impidieron.

Sostuvo que, por esa razón, en esta ocasión también temía: “Cuidado si aparecen dos o tres locos más de los que aparecieron (la vez que no le dieron el Cy Young) y dicen que no van a votar por Pedro”, comentó.

“Mi madre que tiene un décimo sentir por sus hijos me acababa de llamar y acabamos de poner (iniciar) una cadena de oración para poner en la mano del señor”, dijo.

En cuanto a su futuro, dijo que seguirá con su rol de asistente de la gerencia de Boston, aunque con una menor presencia debido a los actos propios de su exaltación al Salón de la Fama.

Pedro Martínez planteó que pudo haberse ganado 20 ó 30 millones más de dólares en las Grandes Ligas, pero que no valía la pena sacrificar a su familia. Recordó que su padre, que murió víctima de un cáncer, insistía en hablarle todo el tiempo en su última etapa.

“No entendí por qué quería hablar tanto conmigo”, dijo. “Enyo ven”, recuerda que le pedía. “(…) Y él hablaba y hablaba…”

“¿Por qué será que ‘el viejo’ habla tanto conmigo?”, recuerda que se preguntaba. “…Y fui razonando, que mientras yo le cargaba el bulto a mi hermano (Ramón) para ir al complejo (de béisbol) tenía 14 años y me embullé en el complejo y nunca salí del complejo y no compartí con mi papá. Él tuvo su hijo, pero su adolescente, su teenager, que se convirtió, en adulto nunca lo tuvo”, lamentó.

Después de la rueda de prensa, Pedro Martínez fue al barrio San Miguel, en Manoguayabo, el populoso sector de la zona este de la capital donde nació y vive Pedro Martínez

http://www.eldiariony.com

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