¿Dónde buscas tu felicidad?

Sabemos que la felicidad es uno de los principales objetivos en la vida, pero algunas veces buscamos en los lugares equivocados

La felicidad es un proceso interior e individual.

La felicidad es un proceso interior e individual. Crédito: Shutterstock

Con mucha frecuencia nos topamos con la idea de que el fin último de todos los pobladores de la tierra, es encontrar la felicidad. Sin embargo, lejos de pensar en lo que realmente la produce, nos inclinamos por creer que adquirir cuanto objeto material se nos antoje o nos dé estatus, tengamos dinero o nos hagamos de títulos académicos y ganemos jerarquía, nos traerá la felicidad.

Afortunadamente la realidad es muy diferente y el hecho de experimentar la felicidad no es un bien que esté limitado para unos cuantos, sino que cualquier persona, por el simple hecho de desearla, puede aspirar a ella… aunque parece que algunas personas no están dispuestas a buscarla o lo hacen en el lugar equivocado.

“No se trata de desprestigiar los bienes materiales, ni los logros, pues son elementos que nos brindan bienestar, pero esto es pasajero; la verdadera felicidad no viene de algo externo, es algo interior que se consigue gracias al control que poseemos sobre nuestra vida interna, y es algo que se da solamente en el presente. Cuando nos focalizamos emocionalmente en recuerdos del pasado o nos preocupamos por lo que nos depara el futuro, le damos vida a esas situaciones ya sea para bien o para mal, lo cual nos distrae de lo que ahora sucede e impide disfrutar de lo que ahora tenemos”, explica Ricardo Eiriz, autor del libro Un curso de felicidad, Editorial Sirio.

Ciertamente todos tenemos derecho a ser felices, pero hay que recordar la premisa del libre albedrío: aunque todo está a la disposición de cada persona, uno tiene la opción de seleccionar lo que desea para sí. Entonces, si nuestro anhelo es alcanzar este estado, lo primero es aceptar que merecemos ser felices en el momento mismo que estamos viviendo y con las condiciones que tenemos, sin condicionar a que algo suceda o lleguemos a poseer un bien material e incluso que depositemos esa esperanza en otra persona.

“La propuesta es generar un cambio interior, vibrar con emociones y pensamientos positivos. Si por ahora observamos que no los tenemos, o que están condicionados a traer a la mente eventos del pasado o que puedan registrarse en el futuro, es momento de volver al aquí y ahora, enfocarnos en el tiempo presente, cómo nos sentimos y qué podemos hacer para generarnos bienestar. Si conquistamos esta parte podemos tener acceso a la felicidad”, dice el autor.

Es cierto que parece un ejercicio muy ambicioso desde pensar que no requerimos de nada más para alcanzar ese estado al que todos aspiramos, pues sin duda el deseo de tener acceso a bienes, experiencias y compartir con personas que son importantes para nosotros, es parte del medio en el que nos desarrollamos. Independientemente de ello, hemos aprendido a crear apego a todo eso, pues desde temprana edad nos inculcan que logramos el éxito a partir de que cumplimos con dichos estándares.

Sin embargo, siempre hay oportunidad de cambiar la perspectiva, y sí, esforzarnos por obtener lo que deseamos, pero sin perder de vista que ni las propiedades, ni los títulos e incluso ni las personas, proporcionan la felicidad, pues la conseguimos a partir de que estamos en equilibrio con nosotros mismos. Esto hace posible que todo lo demás sea circunstancial en nuestra vida.

Para ver: Bajo el sol de Toscana. Dirige Audrey Wells. Estados Unidos, 2003

Colaboración de Fundación Teletón México

“La resiliencia te hace crecer en la adversidad”

Bojorge@teleton.org.mx

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