Las dos letras que pueden resolver el misterio mejor guardado de Cervantes

Murió en 1616 y su tumba aún no ha sido encontrada. Pero ahora investigadores hallaron un ataúd con las iniciales "M.C." que podría contener los restos del padre de la novela, Miguel de Cervantes.

Sobre un pedazo de madera simple, corroído por el tiempo, sólo queda una marca escrita con tachuelas que algún día fueron metálicas, hoy verdosas: “M.C.”.

Y sólo dos letras bastaron para emocionar a una decena de investigadores que se hallaban el sábado en la cripta del convento de las Trinitarias, a sólo unas cuadras del Paseo del Prado en el corazón de Madrid.

Dos letras que parecen arrojar luz sobre uno de los principales misterios de las letras castellanas: la tumba de Miguel de Cervantes, cuyos restos se encuentran extraviados desde hace cuatro siglos.

“Por ahora no hay más que un hallazgo sorprendente, impresionante: unas iniciales M.C. en un tablón pertenecientes a un féretro en mal estado, destruido en parte descompuesto, aparecido en el nicho 1”, le cuenta a BBC Mundo Pedro Corral, delegado de Las Artes, Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid.

El nicho fue el segundo de los 36 en ser intervenido por los investigadores. Con un golpe de piquete derribaron el tabique y en seguida aparecieron un montón de escombros: arena, madera, huesos. Al sacar una primera parte, aparecieron los tablones.

“La sorpresa fue brutal. Parecía como un milagro en los primeros instantes (en que comenzó la intervención de las tumbas)”, recuerda Corral.

Y aunque habrá que esperar la confirmación forense y el equipo a cargo de la investigación asegura que es muy pronto para cantar victoria, hay una posibilidad real de que entre los restos óseos masculinos encontrados dentro del féretro estén los del autor de Don Quijote, enterrado el 23 de abril de 1616.

“Por por ahora es sólo un féretro con iniciales del que estamos buscando”, advierte, cauto, el delegado. “Nada más que eso”.

En la cripta del convento, ubicada a unos cinco metros bajo el suelo, los científicos introdujeron una microcámara al interior de una de las sepulturas erosionada. Esta mostró los restos óseos, pero no de un solo cadáver.

En el mismo nicho se encontraron huesos de al menos diez personas, según le confirmó el antropólogo forense y líder de la investigación, Francisco Etxeberría, a la prensa el lunes.

Etxeberría ha participado en connotados casos forenses internacionales, como la investigación que logró determinar el suicidio del expresidente de Chile Salvador Allende.

Como es prácticamente imposible realizar análisis de ADN, ya que la línea genética de Cervantes está interrumpida y han pasado muchas generaciones, lo que sigue al hallazgo ahora es examinar los huesos encontrados en busca de vestigios de las lesiones que caracterizaron su osamenta.

Pero el hombre más importante de las letras castellanas no murió con la gloria que se le reconoce hoy.

Cervantes en su época era, ante todo, un soldado y como tal, peleó las principales batallas por el entonces Reino de España, como la ocurrida en el golfo de Lepanto en 1571.

Fue entonces cuando una bala le alcanzó la mano izquierda, dejándosela prácticamente inútil. Una bala que puede haber causado lesiones que hoy son invaluables para el reconocimiento de su potencial osamenta.

Los restos del “manco de Lepanto”, como se conoce al autor del Quijote, deberían tener marcas de artrofia ósea en su mano izquierda y de impactos en el esternón productos de la batalla.

Además se sabe que su columna presentaba una artrosis que la curvaba y que sólo contaba con pocas piezas dentales al morir, a la edad de 68 años.

Tras su muerte en 1616 fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas ya que el escritor le tenía especial cariño a la congregación. Ésta intervino para que lo liberaran de su cautiverio en Argel, luego de ser capturado en su viaje de vuelta de Nápoles.

Los Trinitarios actuaron como intermediarios y juntaron fondos para su liberación y la de su hermano, así que el veterano de guerra fue enterrado en el convento, cerca del barrio donde vivía.

En esa época el lugar contaba con una pequeña capilla que posteriormente dio paso a una iglesia. Las personas enterradas fueron trasladadas al nuevo templo, perdiéndose entonces la pista del cuerpo de Cervantes.

Poco tiempo antes de morir, Cervantes se unió a la venerable Orden Tercera Franciscana, lo que podría arrojar otra pista: su cuerpo debió ser enterrado con un sudario franciscano.

La intervención de los nichos es la segunda etapa en la investigación para encontrar los restos de Cervantes. La primera consistió en mapear a través de un georadar, termografía, y visión 3D, la cripta de la nave.

Ambas etapas han sido financiadas por el Ayuntamiento de Madrid, que ha desembolsado 62.000 euros (unos US$70.000)

De no arrojar resultados positivos, existe la posibilidad de una tercera etapa, la cual introduciría una cámara endoscópica a través de uno de los nichos de la parte para llegar a los enterramientos localizados en la nave de la Iglesia actual. Estos están al pie de una imagen de la virgen de la Inmaculada.

“La tradición oral es que el Cervantes está enterrado debajo de la Inmaculada”, le relata Corral a BBC Mundo.

Sumando esa tercera etapa, el proyecto podría alcanzar los 100.000 euros (unos US$113.000).

“El impacto mediático alcanzado por la primera se evaluó en 16,5 millones de euros”, comenta Corral. Sin embargo, el delegado asegura que no es un tema de dinero.

“Se trata de un valor universal como es el de Cervantes, apreciado en todo el mundo. En todos los continentes”.

Para ilustrar su importancia, Corral utiliza una analogía.

“Estoy seguro de que si los británicos supieran que Shakespeare está enterrado en una iglesia, pero sin tener exactamente su ubicación, no dudarían en desmontar la iglesia piedra a piedra para encontrarlo”.

“No vamos a llegar a tanto, pero creemos que el nombre de Cervantes, nuestro autor más universal, lo merece”, le dice a BBC Mundo.

Y si todo resulta dentro de lo esperado, la celebración será en grande.

En 2016 se cumplen 400 años de la muerte del autor y podría ser el primer aniversario donde los seguidores del máximo representante de las letras hispanas puedan rendir tributo a sus restos.

Con un alcance, eso sí. “Lo primero sería respetar su voluntad y que siga enterrado en el convento”, advierte Corral.

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